281. La Olimpiada, capítulo 2




 - Capítulo 2 - 

Cae la noche en Atenas. Constantine ya está en su prisión, listo para vivir su última noche antes de ser ejecutado por la mañana. Mientras, el emperador Alejandro va en búsqueda de su esposa, Calista, y de su pequeña hija, Helena, apresurado puesto que sabe que Constantine es capaz de liberarse de prisión y cumplir su palabra de acabar con su familia.

Al llegar a la alcoba real, halla a ambas en la cama, listas para dormir. Apenas entra Alejandro, Calista se levanta y corre a sus brazos, echándose a llorar de miedo y desesperación.

- Oh, Alejandro - decía Calista -, amor mío. Temo que ese malhechor haga algo en contra tuya o de nuestra querida hija. Vuestro intercambio de palabras cruzaron cual flecha fugaz y llegaron hasta acá, partiéndome el alma. Y los dioses... los dioses me advierten que no se vienen tiempos mejores para nosotros si no acabas con Constantine.
- Mi hermosa Calista. No permitiré que nadie ose hacerles daño. Ya mandé a custodiar la celda de Constantine durante toda la noche y apenas amanezca, será ejecutado y...
- Pero Alejandro - interrumpe Calista -. ¿Por qué esperar hasta mañana? ¿No sería muchísimo mejor acabar con ese infeliz ahora mismo? Si llegase a escapar, no solamente nuestras vidas estarían en peligro. ¿Sabes lo que pasaría si el pueblo se enterase de la fuga de Constantine? Aparte que serías el hazmerreír del pueblo, todos le darían honra a quien no se lo merece, porque esa honra te corresponde sólo a ti.
- Los sacerdotes del oráculo me indicaron que la decisión que tomé es la correcta, de acuerdo a la voluntad de Zeus. No quiere derramamiento de sangre esta noche. Ya sabes que los caminos de Zeus son misteriosos. Sólo hay que acatar y ver qué sucede durante la mañana. - La toma entre sus manos y la abraza con ternura, y dice: - No te preocupes en demasía amor. Estamos seguros y protegidos. Los dioses saben que estoy siguiendo los pasos de mi padre y debo dar honor a mi familia cobrando venganza sobre Constantine, para que el oprobio salga de en medio de nosotros, y de en medio de nuestra preciosura, Helena.
- Es verdad - dice y, luego de mirar a Helena, agrega: - Mira cómo duerme nuestra hija.
- Sabes que daría mi vida por ti y por Helena. Ahora debo dejarlas un rato. Debo pensar en lo que sucederá al amanecer. Le diré a un par de guardias que custodien la alcoba.
- Por favor, amor. No te demores. Tu hija y yo esperaremos que vuelvas.

En eso, Helena despierta.

- Papi. ¿A dónde vas? - preguntó Helena -.
- No temas, hija mía. Mamá se quedará contigo. Debo tratar unos asuntos urgentes en el salón real.
- Te quiero papá. No te vayas tan lejos - dicho esto, le lanza un beso a la distancia -. 
- Yo también te quiero hija, a ti y a tu madre - dicho esto, Alejandro se marcha -.

Mientras Alejandro se dirige de prisa al salón real, donde ha mandado a llamar a los principales sacerdotes y hombres valerosos del imperio, en la celda Constantine está pensando qué hacer para intentar escapar antes de que sea muerto en manos de Alejandro, aprovechando que aun no llegan los guardias que el emperador mandó para custodiar su celda.

- ¡Maldita sea! ¿Cómo salgo de aquí? Por los dioses... - camina de un lado para otro en su celda -. Tengo que hallar la forma de salir de aquí... No hay nadie viendo... Tengo que escapar de algún modo.

Constantine caminaba de aquí para allá en su pequeña celda de 3 por 3. Miraba para todos lados buscando algún punto débil de la celda o alguna herramienta con que abrir los barrotes. Golpea con sus puños la muralla, patea la puerta de la celda, pero todo es en vano. No puede salir por ningún lado ni de ninguna forma. En eso, llega la custodia que mandó Alejandro. Diez soldados se ubican a la entrada de la celda, de punto fijo, para evitar que Constantine escape.

- ¡Ni crean que me intimidan! - gritaba Constantine en su celda -. ¡Si supieran las cosas que hizo Alejandro en contra de mi familia!... ¡Ni siquiera estarían aquí! Serían mis aliados, porque comprenderían que ese emperador de pacotilla no es más que un asesino despiadado... ¡¡Sáquenme de aquí!! ¡¡Les juro que me vengaré por todo esto!!

Al ver que los guardias no pronunciaban palabra alguna, y ni se movían de sus posiciones, Constantine se sentó en una esquina de la celda y, luego de mirar al techo unos instantes, comenzó a llorar desconsoladamente. 

- Este es mi fin. Lo siento padre, madre. No pude limpiar vuestros nombres...

Luego de algunos minutos ya están todos presentes en la sala real, donde Alejandro y los allí reunidos discutirán acerca del destino de Constantine.

- Otis, si no fuera mucha la molestia, puedes retirarte. Y procura que nadie nos interrumpa, por favor.
- Como mande, mi señor - dicho esto, se retira de la sala real y cierra la puerta tras de sí -.
- Hermanos míos - comenzó hablando Alejandro -. Siento haberlos citado tan tarde a esta reunión de emergencia, pero creo que los hechos acaecidos durante las últimas horas son suficiente motivo para poder efectuar esta reunión. Como ya deben saber, hace unas horas hemos dado con Constantine, uno de los delincuentes más peligrosos de la ciudad... y me atrevería a decir, del imperio.
- ¿Cómo has logrado tamaña hazaña, emperador? - preguntó Adonis, uno de los sacerdotes del oráculo de Zeus.
- Pues mis soldados le tendieron una emboscada. Pero ese no es el motivo de esta reunión.
- ¿Ah no? - indicó Vasilios, uno de los principales en el imperio -. Entonces, explícanos a qué se debe tanta batahola Alejandro.
- Ustedes ya deben conocer el motivo por el cual Constantine ha causado tantos problemas tanto en Atenas como en otras provincias del imperio. Su sed de venganza por no aceptar que su hermana Calista se haya casado conmigo ha provocado todo este sufrimiento. Y en su locura ha causado ruina a mi familia, por lo que he decidido ejecutarlo al amanecer. Sin embargo, tengo mucho miedo porque este fulano es capaz de escaparse, aun cuando he dejado un contingente de guardias en la celda donde está encerrado.
- Y si tienes tanto miedo... ¿por qué no lo mandas a matar ahora mismo? Te ahorrarías muchos problemas - dijo Obelius, otro principal del imperio, y brazo derecho del emperador -.
- ¿Y que la furia de Zeus caiga sobre nosotros? ¡Ni hablar! - increpó Adonis -. Zeus me ha pedido expresamente mediante el oráculo que esperemos hasta el amanecer. Además, no creo que haya problema si el mismo emperador se ha encargado de vigilar la celda de Constantine.
- De todas formas - agrega Alejandro - si hacemos caso a las instrucciones de nuestros dioses, y en especial de Zeus, todo saldrá bien. Eso está más que claro.
- Entonces - interrumpe Obelius -, no veo el motivo de haberme levantado a la una de la mañana para reunirnos aquí. Hasta Vasilios se está quedando dormido aquí.
- No seas mentiroso - responde Vasilios -. Aquí estoy, despierto y muy atento. Tan atento que me he fijado que tu pregunta es muy adecuada. ¿A qué se debe todo esto?
- Pues, que no me convence simplemente llegar y matarlo en la mañana. Bastante daño me ha causado a mí, a mi familia, a su familia y...
- Bueno... a su familia ni tanto. Permíteme recordarte, Alejandro, que mandaste a matar a toda su familia. Y tu esposa sufrió mucho por ver a sus padres morir.
- Si, pero se lo merecían por todo lo que me hicieron. Aparte Calista comprendió perfectamente lo que estaba pasando, lo aceptó y me apoyó en mi decisión. Y eso que aun no me vengo completamente. Eso sucederá por la mañana. Pero, ese no es el asunto en cuestión Obelius. Siento que debería disfrutar de lo que sucederá por la mañana con Constantine. Y esto de llegar y ejecutarlo así sin más... como que... no es muy gracioso que digamos, ni digno de ser disfrutado.
- ¿Quieres decir que no hará nada con él? - pregunta Adonis, con cara de extrañado - ¿Y qué pretende? ¿Dejarlo libre por la mañana?
- Ni lo pienses.. por eso el motivo de esta reunión. Ver la forma de disfrutar acabando con este infeliz.
- Pues... ahora comprendo todo mi señor. Y ese es el motivo por el que Zeus no quería que lo mandaras a matar ahora mismo - indica Adonis -.
- ¿A qué te refieres, Adonis? - pregunta Vasilios -.
- Verán. Justo antes de venir acá, en el oráculo se me indicó que, en vez de llevar a cabo lo planeado hasta ahora, podrías usar a Constantine como sacrificio a los dioses en la Olimpiada que comienza en dos días semanas en Olimpia.
- ¿Como sacrificio? ¿En la olimpiada?
- Claro. Debes asegurarte que se enfrente a un poderoso hombre. Un hombre tan, pero tan fuerte, que Constantine será derrotado, muerto y llevado como ofrenda a los dioses. Y tú, desde tu aposento real en el coliseo olímpico, podrás disfrutar de cómo acaban con Constantine.

El emperador se levanta de su asiento. Los asistentes comienzan a murmurar, unos apoyando a Adonis, y otros criticando su decisión. Pero nadie quería decir algo, por temor a que la furia de los dioses cayeran sobre ellos. Finalmente, luego de algunos minutos, el emperador se detiene frente a Adonis.

- Me agrada la idea de los dioses, Adonis. Se hará como ellos...

En eso, la conversación se interrumpe súbitamente por fuertes golpes en la puerta del salón real. De pronto, entra Otis totalmente angustiado y muerto de miedo, junto con otro soldado, ensangrentado.

- ¿Pero qué significa todo esto, Otis? ¿Y este soldado lleno de sangre? ¿No te dije que...?
- ¡Mi señor! - grita Otis lleno de susto - ¡Siento molestar!. Pero... ¡Es terrible lo que ha pasado! Constantine ha matado a todos los que lo custodiaban y ha huido... y no sabemos dónde está.
- ¿Qué has dicho? - grita desconcertado el emperador - ¡Que los dioses no nos abandonen!

Un silencio llena la sala. Constantine lo había logrado: estaba libre, aun dentro del palacio, y seguramente con muchos deseos de encontrarse con Alejandro.


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Nota: recuerda que esta obra, compuesta de varios capítulos, tiene licencia y no puede ser plagiada. Más información en el apartado Licencia y condiciones de uso.
Nota: la imagen al principio de este escrito está tomada Guía de Grecia.

2 Comentarios

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  1. Qué??!!! Cómo se escapa?!! Ahhhh que buena historia!! Jajajajja sí que vine a Don-de Panchito

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    1. La obra completa la hallarás en mi sección de escritos que pronto estará disponible, como corresponde, aquí en mi blog. ¡Saludos! :D

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