263. ¡Bienvenidos a mi nuevo proyecto!

Queridos lectores de mi blog. En una nueva entrega de la sección que casi termina en el más absoluto olvido, Ventana al Cyberespacio, quiero invitarlos a un lugar muy especial. Déjenme contarles brevemente.

Los Escritos de Panchito


Una de las primeras cosas que pueden saber de mi quienes llegan a mi blog es que me apasiona escribir. De hecho, este blog, y sus 11 años escribiendo, es una clara prueba de lo mucho que me gusta. Pero desde hace unos años, tengo un hobbie que es el escribir novelas. Claro está, no son de una calidad sublime como los grandes escritores mundiales, pero le pongo el empeño en hacerlo.

Gracias a esto surgieron varios bosquejos que tengo en mi pc. Además, durante mi enseñanza media (secundaria), participé en algunos concursos literarios en donde no gané en ninguna ocasión, si me sirvieron para adquirir experiencia.

Una prueba de ellos es la mini-novela titulada "Te Quiero, Mariela", y que está en este blog, en el artículo número 39. Y desde ese entonces he tenido muchas ganas de poder subir mis creaciones aquí para que puedan disfrutarlas (si es que les gustan, claro está). Finalmente, me decidí por crear un blog nuevo, y he aquí la razón de la existencia de este artículo. Quiero invitarlos a que visiten mi nuevo blog, cuyo título es: "Los Escritos de Panchito".

¿Qué encontrarán allí? Pues todos mis escritos que he hecho, ya sean novelas, cuentos, mini-novelas o comics. Sí, como leíste, cómics. Si me sigues desde que inicié Donde Panchito, sabrás que también dibujaba cuando estaba en la escuela. Eso lo indiqué en el artículo número 6, hace ya muchísimo tiempo. Lo cierto es que "Los Escritos de Panchito" (EP) lo abrí hace un par de semanas, así que por ahora sólo encontrarás el primer capítulo de la versión revisada de "Te Quiero, Mariela". Pero pronto seguiré subiendo más de mis bosquejos. ¡Échale una miradita! Puedes suscribirte con tu correo y así te llegarán los nuevos capítulos.


Gracias por el apoyo que muestran con mi blog Donde Panchito y espero verlos en mi nueva aventura: Los Escritos de Panchito. Saludos para todos ustedes.
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262. Experiencias de un simple cajero 10



Y ha llegado la hora de presentarles una nueva edición de la ya clásica sección de mi blog. Hablamos de Experiencias de un simple cajero, en su ya décima edición desde su estreno en 2011. Les contaré brevemente dos historias que me pasaron últimamente y que me llamaron la atención. Espero que les guste:

La chica del pijama

Como ya deben saber (si no lo saben, ahora lo sabrán), donde trabajo ahora debo realizar turnos de noche, lo cual no me agrada en absoluto (pronto les hablaré más de eso en un artículo exclusivo sobre ese tema). Pero cuando hay que mantener una familia, pues no hay que ponerse regodión o exquisito a la hora de buscar empleo. La cosa es que, en uno de esos turnos de noche, a eso de las 4.30 de la madrugada, llega una chica al local... vestida de pijama.

Un pijama rosa, con un estampado de un oso, muy tierno por cierto. No sé cómo no tenía frío, considerando que era invierno, y de noche la temperatura baja mucho. Aparte, hay que tener personalidad para andar así en un negocio, donde había gente comprando y comiendo. Me pidió una cajetilla de cigarros, pagó y se fue, arrastrando sus pantuflas en el piso.

Los plátanos de oro

Entre la gran variedad de productos que ofrece el local donde trabajo, están las frutas: plátanos, naranjas, manzanas y peras. Son ricas: debo reconocerlo, especialmente las peras. El único problema es el precio, y de eso trata esta experiencia.

Un día, mientras estaba atendiendo mi caja por la mañana, entra un señor junto a su hijo. Compran varias cosas hasta que se fijan en las frutas que hay en el mostrador. Me pregunta: "Joven, ¿los plátanos valen 450 pesos el kilo?", a lo que le respondo: "No, el valor es por unidad".

Sí, créelo: un plátano vale 450 pesos. En la feria que se hace cerca de la casa de mis padres por esa misma cantidad de dinero te llevas un kilo de plátanos. Pero donde trabajo se venden por unidad. Tanto los plátanos, como las peras, las manzanas y las naranjas, valen increíbles 450 pesos cada una.

El caballero me dijo: "¿Como? ¿Que son de oro acaso? Están demasiado caras, ¿cómo puede ser eso posible?". Yo le respondí: "Hay muchas variables caballero. Una de esas es el hecho de que el negocio puede poner el valor que quiera para lo que vende porque vivimos con esa libertad dentro de nuestra economía. Ahora, si no quiere llevar un plátano, puede comprar un kilo con ese mismo dinero en una feria". "Pero acá en la carretera no hay ferias poh", me respondió. Y yo concluyo: "Pues la empresa sabe eso, y por eso fija esos precios, porque quien quiera una fruta, pagará el precio que sea con tal de comer una, en vez de buscar una feria para comprar el kilo".

Lógica pura.

Finalmente el caballero no compró la fruta y se llevó sólo los productos que había seleccionado antes. A todo esto, el otro día andaba con mi esposa comprando en el Líder, y había una promoción de dos jugos andina boca ancha a $890. Y donde trabajo está el mismo jugo andina, sólo uno, a $850. A ese nivel pos. Y lo increíble: la gente igual compra donde trabajo.

Bueno, eso quería contarles por ahora. Tengo más experiencias que les relataré en ediciones posteriores. Se vienen nuevos artículos así que atentos amigos míos. ¡Saludos y que tengan una excelente semana! :)
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