241. Series de televisión 12: TV Condoro / Lo Persistí

Para despedir el mes de abril y así entrar de lleno al mes de aniversario de mi blog, les muestro un vídeo del extinto programa de televisión "TV Condoro", que daban en Chilevisión en los años 90.

Ya les había comentado de este programa donde se mostraban diversos vídeos divertidos, en una época en que internet era en pañales y Youtube no existía. En esta ocasión, un vídeo sobre un supuesto clarividente que resultó ser muy chanta. Disfrútenlo.


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240. Este será el artículo con el título más largo en la historia del blog "Donde Panchito", blog que fue inaugurado el 16 de mayo de 2006 bajo el nombre de "Panchito on Line", y que el 19 de noviembre de 2007 cambió su nombre al que actualmente posee, y que al día de hoy tiene más de 200 mil visitas en sus casi 11 años de vida, formando así parte de la vida de su creador, que desde hace ya mucho tiempo que se dedica a contar experiencias de su vida a través de este pequeño espacio en la gran y descomunal internet, y esta no será la excepción, ya que les contaré lo que me pasó el otro día en el trabajo luego de una jornada agotadora. ¡Saludos y que tengan una linda mañana, tarde o noche (depende de dónde vivas y a que hora leas este tremendo artículo)!

Acabo de darme cuenta que, al parecer, Blogger no pone un límite en la cantidad de caracteres que puedes escribir en el título de una entrada. Interesante, ¿no?

Para que este artículo, el que tendrá el título más extenso en la historia de mi blog, no sea en vano, les contaré una pequeña experiencia que me pasó días atrás en mi trabajo.

El otro día me tocó trabajar de mañana en la tienda de comestibles donde trabajo como cajero hace ya casi 1 año. En vísperas de fin de semana largo, el local estaba atestado de gente, ya que la tienda está ubicada en una carretera en las afueras de la ciudad donde vivo, por lo que la cantidad de vehículos que pasan es considerable. Estaba vuelto loco atendiendo a los clientes, y mis compañeras cocineras hacían lo suyo preparando los pedidos de comida rápida.

A eso de la 1 de la tarde ya no podía más. Las filas no acababan y estaba cansado. El sencillo escaseaba y la gente apuraba para que atendiera rápido... O sea, pónganse a pensar que les estaba robando 4 ó 5 minutos de su fin de semana largo esperando en la fila. ¡Qué desconsiderado fui! Eso me muestra la poca paciencia y empatía de la gente en la actualidad. Ya, pero el tema no era ese.

Lo único que quería era que se acabara mi turno e irme a casa para descansar. Al día siguiente iría con mis padres a ver a mi hermano a Ninhue. Pensaba que el turno no podía terminar de peor forma cuando, de la nada, a eso de las 2 de la tarde, el local se vacía por completo. Era el momento propicio para hacer algo de aseo antes de que se llenara de nuevo. Atendí a la última chica y le di su vuelto, que correpondía a exactamente 10 mil pesos.

"Un lindo y hermoso billete de 10 mil pesos"

Tomé la escoba y la pala y salí a barrer la sala cuando, de pronto, algo me llamó la atención en el piso. Miro con atención y, al ver detenidamente, tooooodos los malos ratos del día se esfumaron: un lindo y hermoso billete de 10 mil pesos botados. "¡Oh! ¡Qué genial!", pensé. Los recogí, pero antes de dejármelos, quise corroborar si eran de la chica que le había dado el vuelto, puesto que ella estaba al lado del billete.

Claro está, si le preguntaba si el billete que recogí era de ella, al tiro me diría que sí, así que me acerqué y le pregunté: "Disculpa, pero no recuerdo si te di el vuelto de tu compra. ¿Te di tu vuelto?". A lo que ella respondió: "Sí, aquí lo tengo", y me mostró el billete de 10 mil pesos.

Nada que hacer, me fui al auto, y guardé el billete de 10 mil en mi billetera. La desgracia de algunos es la dicha de otros, dicen por ahí. Lamento por quien haya perdido ese billete, son cosas que pasan.

¡Nos vemos en una siguiente entrega, aquí en Donde Panchito!
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239. El extraño caso del robo de la cámara fotográfica

Yo en el liceo, en 2007

Cursaba cuarto año medio, por allá por el año 2007. Este blog aun no existía, aunque ya tenía en funcionamiento mi sitio web Panchito on Line, precursor de este lugar. Me gustaba ir a clases: compartir con mis compañeros y aprender cosas nuevas. Por ese entonces me gustaba una chica de primero medio, llegaba de clases a meterme al MSN y estaba aun dubitativo en cuanto a qué haría con mi vida luego de licenciarme. Me gustaba salir en bicicleta y arreglar mi pequeño sitio en internet.

Ahora que los puse en contexto, les contaré este extraño caso del robo de la cámara fotográfica. Pero, estimado lector, no es cualquier cámara... era la cámara de fotos de mi papá.

Es muy común que en la sala de clases se sienten los más desordenados atrás, donde payasean y muchas veces le hacen la vida imposible al profesor de turno (hablé de eso un poco en mi artículo Al Maestro, con Cariño). En fin, yo me sentaba al medio de la sala de clases... término medio, ni fu ni fa. No era un mateo, pero tampoco un desordenado desenfrenado.

Cada cierto tiempo llevaba la cámara de fotos de mi padre (que la usábamos todos), y que recién la había comprado ese año. Era la última chupada del mate en tecnología, para ese entonces. La cosa es que un día, por allá por agosto, llevé la cámara para sacarme fotos en el colegio con mis compañeros. Algunas fotos de este blog fueron tomadas con esa cámara.

Esta foto, donde por extrañas razones salía humo del suelo del colegio, fue tomada con la cámara en cuestión

Lo que no sabía, es que uno de mis compañeros, de esos que se sentaban atrás de la sala, era amigo de lo ajeno. A la hora de almuerzo dejé mi cámara fotográfica en la mochila, y me fui al casino a almorzar con mis compañeros. Al volver... bueno, es como obvio lo que pasó: la cámara había desaparecido. La mochila estaba abierta y estaba todo, menos la cámara.

Tocaba clase de Argumentación, y yo desesperado buscaba la cámara por todos lados. Mis compañeros no vieron quién se la robó. Y yo estaba muy mal, porque si no aparecía, mi padre me iba a castigar. Decidí ir donde el inspector general, y explicarle lo ocurrido. Decidió abrir una mini investigación para descubrir quién se lo había robado.

Al llegar a casa a explicarle a mi padre lo sucedido, no me castigó ni mucho menos. Pero me dijo que con eso aprendería a que tuviera más cuidado, porque la ocasión hace al ladrón.

Un par de semanas después, y luego de dar por perdida la cámara, me llama el inspector general a su oficina. Yo, extrañado, fui para allá. Nunca fui un cabro extremadamente desordenado como para que me fuera a retar por algo que hubiera hecho. Me imaginé mil cosas, pero nunca me imaginé lo que vería al entrar a la oficina del inspector.

Entro y el inspector estaba en su escritorio y, frente a él, dos personas. Una de ellas era mi compañero de curso y al lado, su mamá. Mi compañero lloraba a mares y desconsoladamente. Se suscitó el siguiente diálogo (parafraseando, por lo que me acuerdo... ya han pasado casi 10 años de esto):

Inspector: Bueno Francisco, te mandé a llamar porque tu compañero de clases quiere decirte algo muy importante.
Yo: Ah, pues, soy todo oídos.
Compañero: - llorando - Perdóname por favor. Yo fui el que te robé la cámara pero lo hice sin ninguna mala intención. ¡Perdóname!
Yo: ¿Así que tú te metiste en mi mochila?
Compañero: Sí, vi tu cámara y me la llevé.
Mamá: Sí, joven. Mi hijo te la quitó, pero hoy te la va a devolver.

La susodicha cámara

Dicho esto, la mamá de mi compañero saca de su cartera mi cámara de fotos intacta. Lo único que le faltaban era la tarjeta de memoria y las pilas. Pero eso era lo de menos. Por segunda vez recuperaba algo que me habían robado. Un par de meses antes, me habían asaltado y robado mi mp3, siendo recuperado por carabineros ese mismo día. Sin embargo, quería saber el motivo por el cual mi compañero había sustraído mi cámara de fotos. Y he aquí la explicación:

Días antes del robo, mi compañero se encontraba en un Cyber haciendo una tarea de la escuela. En eso entran unos tipos a asaltar el local. Amedrentan al locatario y le quitan todo el dinero. Pero al irse, se dan cuenta de que estaba mi compañero en uno de los computadores. Lo agarraron por el cuello y lo amenazaron. Le dijeron que no le contara a nadie lo que había visto, y le exigieron una cierta cantidad de dinero, o sino le iban a sacar la mugre. Dicho esto, se fueron.

Entonces, cuando me vio con la cámara, vio una excelente manera de conseguir el dinero que necesitaba. Me la robó e inventó un dolor de estómago para retirarse ese día a la 1 de la tarde, en vez de a las 4:15. Al salir, fue a donde un amigo de él (ex-compañero de los dos) y éste la redujo en el mercado negro. Consiguió la plata, pero por extrañas circunstancias no llevó a cabo la entrega del dinero.

¿Habrá sido un invento? ¿O realmente habrá ocurrido? ¿Le habrá pesado la conciencia? ¿O todo esto fue fruto de la investigación del inspector general? O quizás la mamá se dio cuenta, ¡qué se yo! A estas alturas, poco importa responder esas preguntas. Lo que importa es que, en sólo dos semanas, se pudo resolver el extraño caso del robo de la cámara fotográfica.
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238. Viajando con Panchito 11: Caleta Lenga

Panorámica de la Playa de Lenga

Se nos fue el verano, pero eso no quiere decir que no podamos salir a seguir disfrutando de los lindos lugares que nos rodean. Claro, puede que este mes de marzo que recién pasó haya sido un tanto traumático, puesto que volvemos de las vacaciones a la triste rutina de trabajar. Los niños y jóvenes vuelven a sus estudios, y los días de relajo llegaron a su fin. Pero, si les sirve de consuelo, yo no tuve vacaciones. Así que imagínense cómo me sentía al ver que mis familiares y amigos salían de vacaciones y yo... bueno, trabajando.

Pero bueno... hoy es una nueva entrega de mi ya clásica sección "Viajando con Panchito", una de las secciones que más me gustan. Ponte cómodo: nos vamos a Lenga.

Caleta Lenga: de una caleta de pescadores a un polo gastronómico

Entrada a Lenga, en la carretera que une aquella localidad con Hualpén y Concepción

Vista hacia el Estero Lenga (con su humedal). A la derecha la caleta.

Costanera de Lenga (tomado de juvenoide.cl)

Saliendo del radio urbano de Hualpén, en el Gran Concepción, son sólo 6 kilómetros para poder llegar a Lenga. Hay que tomar la autopista Concepción - Talcahuano (Ruta 154), y virar a la derecha en la trompeta O'Higgins (pasado el mall). Seguir derecho por la Av. Las Golondrinas para, luego de pasar por las 4 esquinas y por algunas industrias, lleguemos a Lenga al virar la carretera a la izquierda y apareciendo el mar. Hay señalización para llegar a la caleta. También la línea 71 (buses Puchacay) llega allá.

Caleta Lenga es una pequeña caleta cuya mayor actividad no es la pesca, sino la gastronomía. Su población es de aprox. unos 350 habitantes. Posee una Av. Principal (llamada Av. Lenga) y varias calles y pasajes secundarios. Posee una cancha de futbol, un colegio y una gran costanera de 1 km de largo aproximadamente. Durante todo el año los restaurantes ofrecen una gran gama de productos de mar, como pescados, mariscos, curantos, y una infinidad de platos muy sabrosos.

Mirador hacia el humedal Lenga

Como Lenga pertenece al Santuario de la Naturaleza Península de Hualpén, podemos encontrar lugares bonitos para deleitar la vista. Hace poco inauguraron un mirador hacia el río Lenga, donde podemos divisar algunas especies de aves y árboles. Además, durante la época estival, se puede disfrutar de conciertos al aire libre frente al mar, campeonatos de castillos de arena, deportes en la playa y ferias artesanales. De verdad, y no es porque yo viva cerca de allá, vale la pena la visita por el día.

Desde hace un par de años, la playa de Lenga es apta para el baño durante algunas semanas en el verano. La playa da hacia la bahía de San Vicente, y la jurisdicción le corresponde a la Capitanía de Puerto de San Vicente. Hay un proyecto de crear un club de yates, pero aún no se ve nada concreto.

Yo en el mirador

Ramuntcho

Cruzando el puente (en muy mal estado) ubicado al final de la Av. Lenga, el camino se divide en dos. Hacia la izquierda se va al sector "El Castillo", bordeando el río Lenga. Hacia la derecha se va a unas instalaciones de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. A pie, se puede subir el cerro (se recomienda llevar ropa ligera y tener buen físico. No es complicado el camino, pero tampoco hay que subestimarlo). El cerro que cruzamos es una de las famosas "Tetas del Biobío". Son dos cerros que están junto a la desembocadura del Biobío. Desde arriba se obtiene una hermosa vista del mar, del río, de Lenga y, en general, de todo Concepción.

En fin, al final de camino cruzando el cerro, llegamos a Ramuntcho. Es una hermosa playa de aguas cristalinas, algo escondida, donde se puede disfrutar de un lugar muy tranquilo y relajado. Para quienes se preguntan si sólo se puede llegar a pie, la respuesta es que también se puede llegar en auto. En otra oportunidad les hablaré de eso.

Sentado en la carretera que une Hualpén con Lenga

Para quienes vivimos en Concepción, es muy fácil visitar Lenga y disfrutar de las bondades que sus restaurantes y de la belleza que hay en ese lugar. Si tienes la oportunidad, visita está pequeña pero pintoresca caleta: te aseguro que no te arrepentirás. ¡Hasta un nuevo Viajando con Panchito!
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237. Al maestro con cariño

Uno de los profesores más conocidos y queridos

¿Te has puesto a pensar cuánto de su tiempo invierten los profesores con tal de enseñarnos las cosas elementales del saber? La mayoría de nosotros fuimos enseñados por varios de ellos durante largos años, aguantando nuestras bromas, nuestras tallas y nuestra flojera, con tal de que fuéramos hombres y mujeres de bien. Casi todos sabemos que no es fácil ser profesor, ya que no solamente ganan poco, sino que son sometidos a muchas horas de trabajo, no solamente en la sala de clases, sino en sus casas revisando pruebas y trabajos, y preparando las clases.

A eso, hay que sumarle que los alumnos cada vez se ponen más insolentes con ellos. Los tratan como quieren, los insultan y los agreden, incluso físicamente. Aun así, es loable como cientos de profesores se esmeran por hacer bien su trabajo, aunque no siempre sea agradecido. Hablemos claro: los profesores son un pilar importantísimo en la sociedad.

Yo recuerdo con mucho cariño a mis profesores. Sin ir más lejos, el propósito de mi blog en un principio era mantener el contacto con los de la enseñanza media. Hubo dos artículos que escribí en honor de esos profesores que se esforzaron por enseñarme durante 4 años en el colegio donde estudié (puedes revisar los artículos al respecto: Son el 003 y el 004). Por circunstancias de la vida, este objetivo no se cumplió. Pero eso demuestra que un profesor, si hace bien su trabajo, será recordado por siempre por sus alumnos.

En general, durante los 13 años de educación que recibí, tuve muy buenos profesores. En realidad, nadie puede negar que los profesores cumplen un rol fundamental en el crecimiento de nuestra sociedad. Lamentablemente, esto no es reconocido por la inmensa mayoría. O, por lo menos, no lo demuestran.

Mi colegio durante la enseñanza media (hace 10 años ya)

Yo tengo cierta autoridad para hablar del tema. Mi padre es profesor. Lleva más de 40 años haciendo clases a jóvenes universitarios y secundarios. Yo he visto con mis propios ojos cómo mi padre literalmente se ha sacado la mugre con tal de desarrollar sus clases y llevarnos el pan a la mesa. Nunca, pero nunca olvidaré todo ese sacrificio, no solamente por su familia, sino por sus alumnos, aun cuando ellos algunas veces sean totalmente indiferentes o malagradecidos. Muchas veces mi padre llegaba furioso a casa porque sus alumnos lo sacaban de sus casillas. Él puede comprender ciento por ciento cómo la sociedad ha cambiado durante sus años como docente. A principios de los 70, los alumnos eran muy respetuosos con sus profesores. Éstos tenían cierta autoridad, y eran respetados por el rol que cumplen.

En pleno 2017, mi padre lo único que quiere es jubilarse y dejar de lidiar con mocosos que lo tratan irrespetuosamente. No se les puede decir nada, porque los alumnos tienen derechos y bla bla bla.

Pero, ¿saben? Nosotros, sí, todos nosotros no seríamos NADA, ABSOLUTAMENTE NADA, sin la labor de los profesores. Muchos, abnegados, consideran a sus alumnos como si fueran sus propios hijos. Profesores que recorren kilómetros a campo abierto para llegar a una escuela rural a realizar clases para 1 ó 2 alumnos. Les pagan poco, se sacan la mugre por tener el material para las clases, usando su tiempo libre que deberían dedicar a sus familias...

Eso, señores, se llama amor por el trabajo. Eso se llama amor por sus alumnos. Eso se llama altruismo.

Mi profesor de Biología el año 2005

¿Cómo no hacerle un homenaje a mis profes? ¿A los profesores que me aguantaron, que te aguantaron, y que aguantan a tus hijos? Que se esmeran por inculcarles buenos valores. Que se esfuerzan al máximo por convertir a aquellos jovencitos en hombres y mujeres de bien. Siento, pienso y creo que no se le ha tomado el peso al valor del profesor en la sociedad donde estamos insertos. Y, aunque yo poco puedo hacer, quiero agradecer a todos los profesores que construyeron a este joven de 27 años, Francisco. A todos, desde la tía Lidia y la tía Alejandra, mis tías de Kinder, hasta mis profesores de la enseñanza media. Pero, por sobre todo, al mejor maestro para mí: mi papá. El mejor profesor del mundo, y que me mostró que cuando uno ama su trabajo, hace de todo para contagiar ese amor a sus alumnos.

Sí: este artículo es para el maestro. Al maestro, con cariño.
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