156. ¿Cómo obtuve mi licencia de conducir?

No sé ustedes, pero yo desde pequeño siempre quise aprender a conducir un vehículo. Y este año se me abrieron las puertas. Averigua cómo llegué a tener la licencia de conducir clase B
Autos de una escuela de conducción

Desde que soy un niño que he tenido esa extraña fascinación por manejar automóviles. Mientras muchos otros pequeños soñaban con ser bomberos, carabineros o médicos, yo alucinaba con llegar a ser un buen chofer de micro. Recuerdo perfectamente cuando íbamos al supermercado. ¿Quién manejaba el carrito para comprar? Obviamente: yo. Y no dejaba que mis padres siquiera se apoyaran en él, porque el carro era mío, y yo lo manejaba y nadie más. Incluso, al llegar a casa con las cajas de cartón donde metían los productos comprados, yo las utilizaba como autos y jugaba deslizándome por las piezas de la casa. ¡Qué tiempos aquellos!

Conforme fui creciendo, ya no jugaba con cajas de cartón aparte que ya no cabía dentro de ellas. Pero el gusto por los automóviles y, en general, por cualquier vehículo, aun estaba. Comenzó a rondar por mi mente la idea de obtener una licencia de conducir para cumplir mi sueño y manejar un auto. Y como en ese entonces no trabajaba, sino que estudiaba en  la universidad, mi padre se ofreció voluntariamente a enseñarme.

Al principio todo estaba muy bien. Fuimos a una de las cuatro canchas y nos pusimos a manejar. De a poco le agarraba el ritmo al auto. Mi sueño estaba comenzándose a cumplir. Me sentía muy feliz. Luego de estar una mísera media hora, mi padre decide mandarme a una carretera a aprender a manejar con tránsito. Fuimos camino a la desembocadura del río Biobío, y allí llegué a la exorbitante velocidad de 50 km/h.






Aquí ustedes deben decir: "Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!", sorprendidos por la velocidad.





De a poco fui acostumbrándome al auto. Varios viajes a Lenga y a Los Lobos me hicieron ser un mini experto al volante. Sin embargo, me habían dicho que es algo complicado aprender a conducir cuando te enseña a manejar un familiar. Y eso es cierto: mi padre me retaba por cada minúsculo error que cometía. Hasta que, en una ocasión, estaba conduciendo en la carretera a Lenga, donde la velocidad máxima es de 60 km/h. Me decía que avanzara más rápido, y yo le decía que no podía exceder la velocidad permitida. Comenzó a alegar hasta que me aburrí, di media vuelta, y entré el auto en la casa.

Nunca más practiqué con él.

Las 4 canchas, donde aprendí a manejar

Pasó el tiempo y dejé de practicar manejo. Le pedía a mi tía, pero nunca se concretó algo. La licencia la necesitaba, especialmente porque después del casamiento de mi hermano, quien sí tenía licencia, el único que podía manejar el auto era mi papá, y si él en caso de algún imprevisto no estaba, ¿Quién iba a manejar?

Pero como nadie quería hacerse el tiempo para andar conmigo y así practicar, decidí meterme a un curso de conducción en una de esas escuelas de conductores. Aquí comienza lo bueno de mi historia.

Tomando un genial curso de conducción

Corría el mes de mayo de 2011. Junto con un amigo del barrio nos inscribimos en una espectacular escuela de conductores, donde en dos meses te dejaban tikitaca para poder manejar. Así, al alistarnos en la escuela, nos indicaron que debíamos asistir a unas clases teóricas antes de subirnos a un auto, cosa que encontramos totalmente lógico. De hecho, de mecánica no tenía ni idea. Recordemos que en la enseñanza media tenía un profesor de física que sólo se dedicaba a decir frases de oro ("Un cabro chico molesta porque es molestoso"). Así, iniciamos el largo recorrido hacia la ansiada licencia.

Señales del tránsito

El primer día de clases, sábado en la mañana, fue entretenido. Aprendimos, entre otras cosas, a cómo estacionarnos y reparar el auto, como por ejemplo, reemplazar una rueda. Todo muy bien. El instructor... un mujeriego al por mayor. Según él, tenía polola, pero estaba buscando otra cosa. De hecho, el martes, en la clase de Legislación, instó a las chicas del curso: "Si alguien quiere aprender a andar en moto, quédese conmigo al término de la clase y a solas yo le enseño". Jetón. Con esos instructores...

Luego de las clases teóricas, venían las prácticas. Y la cosa se puso muy buena. En mi primera clase, nos fuimos a la misma cancha donde, años antes, mi padre me había enseñando a conducir. Luego de unas vueltas en la cancha, el instructor me dice: "Tú ya sabes manejar, así que en la próxima clase saldremos a la calle". Así que entusiasmado, salí a las calles.

Sin embargo, mi preparatoria no estuvo exento de problemas. Y no necesariamente por conducir. Resulta que un día me tocó con otro instructor que, podríamos decir, era un mujeriego. Manejaba tranquilamente mientras él me comentaba sus líos amorosos con su polola, y que había tenido un hijo con ella, pero la había dejado. "Uffff, tendré que aguantar esto sólo por la licencia" pensaba. Sin embargo, las cosas fueron subiendo. ¿Cómo? Mi instructor luego se dedicó a piropear a las chiquillas que pasaban por la calle. Para llamar la atención tocaba la bocina del auto. Me decía que eran lindas las wachitas y que le mirara sus atributos. La cosa ya no me estaba gustando. Las chicas, al mirar hacia el auto, me miraban a mí conduciendo, y seguramente pensaban que era yo el que tocaba la bocina.

Cuando iba a tocar la bocina nuevamente para piropear a unas jóvenes en un paradero, me atreví a quitarle el brazo del manubrio. Le dije: "El que va conduciendo soy yo, y yo veré cuándo toco la bocina". Me quedó mirando y, antes de que me dijera algo, continué: "Ustedes mismos me enseñaron que la bocina se toca sólo en caso de emergencia o para advertir de un peligro, no para llamar la atención de las chicas". Más extrañado me miró y, care´palo, me preguntó: "¿Y tú no eres hombre?". Molesto, le respondí: "Claro que lo soy, y me gustan las mujeres, pero no pagué $65.000 para que el instructor se dedique a mirar mujeres en vez de enseñarme a conducir". No dijo nada.

Extrañado quedé cuando llegamos a mi casa y me dijo: "Hasta aquí llegó tu lección por hoy". Miré mi reloj, y le dije: "Aun me quedan 15 minutos, ¿cómo es eso de que hasta aquí llego yo?". "Sí - me respondió -, es que tengo cosas que hacer". Al ver que me iba a quitar el volante, aceleré y le dije: "Hará sus cosas después de que termine mi clase, para eso pago". Y seguí dando vueltas hasta que se terminaron los 15 minutos y, ahí recién, me bajé del auto en mi casa.

Desde ese día, nunca más me dejaron con ese instructor. Mejor, me asignaron con otro que sabía mucho de autos y aprendí muchísimo. Mientras, fui a la municipalidad a dar el examen teórico, el cual aprobé con 35 preguntas correctas de 35; y el psicotécnico, el cual aprobé sin muchos problemas. El examen teórico fue fácil... igual hay que prepararse, hay preguntas que tienen dos respuestas muy parecidas, pero sólo una es la correcta. Recuerdo que había una pregunta un tanto graciosa:

23. Mire la siguiente escena. ¿Qué haría en este caso al ver que, al virar hacia la derecha, hay peatones cruzando la vía?

a. Acelerar para pasar antes que ellos.  <<---- ??!?!??!?!
b. Tocar la bocina para advertirles que usted viene <<<--- Puede ser...
c. Frenar y esperar a que crucen porque tienen preferencia <<<---- Me tinca...
d. Abrir la ventana e increparlos por cruzar frente a usted <<---- ¿Qué diablos?
e. Ninguna de las anteriores <---- Ehhhh....

La respuesta correcta es la "c". Preguntas así hacen en el examen. Ojo, no es la pregunta literalmente, sólo es un botón de muestra. Quizás en el examen que tú des algún día para tu licencia, no esté esta pregunta, o esté con otras alternativas.

El psicotécnico pone a prueba tus habilidades manuales y tu visión. Te controlan el pulso y tu capacidad de reacción. Es una tarea relativamente sencilla, pero igual puede tener algunas complicaciones, especialmente con lo que tiene que ver con el pulso. Para eso, se utiliza esta herramienta:


¿Cuál es la idea? Seguir el camino sin salirse de él, y hacer el recorrido en el menor tiempo posible. Luego de haber aprobado todo, y de terminar mis clases prácticas en la escuela, me dieron hora para mi examen final de conducción en la municipalidad. Fue a finales de julio.

Estaba nervioso. Algunos me decían que, aunque el recorrido era corto, muchos reprobaban porque los nervios se los comían. Aun así, estaba muy confiado en que me iría bien.

"Francisco Albornoz" dijo el inspector municipal. Me subí al auto con él y comenzamos el recorrido. Cuando llevábamos la mitad del trayecto, y como no hablábamos nada, decidí a meterle conversa, arriesgando a que considerara eso como forma de persuadirlo y así recibir mi licencia. El diálogo fue algo así:

- ¿Y no se aburre de hacer esto todos los días? - le pregunté -.
- No, para nada - me respondió -. Además que no es todos los días, sólo los martes y jueves.
- Ahhhh... es que igual estar haciendo el mismo recorrido una y otra vez.
- Claro, igual es monótono. Lo que sí me carga es tener que soportar a gente que ni siquiera sabe conducir - dicho esto me queda mirando -.
- "Ups - pensé -. ¿Manejaré mal? Pero cómo, si no se me ha parado el motor, he respetado los signos del tránsito y la velocidad máxima permitida y..."
- Pero no te preocupes - interrumpió mis pensamientos el inspector -. Tú conduces súper bien, así que tu licencia está asegurada.

Aluciné con esa frase awwww... *.*

Al llegar a la municipalidad, me aprobó y, luego de pagar los permisos correspondientes, a la semana siguiente tenía mi licencia en las manos. ¿Qué tal? No es tan difícil obtenerla... claro, no es llegar y sacarla. Y luego de 4 meses de trabajo, logré mi sueño y tengo mi licencia, licencia con la cual salgo en el auto de mi padre a diversos lugares. Jejejeje. :D Saludos!!

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155. Continuemos con las frases de oro

Actualización 29.03.2017
La sección "Frases de Oro" ya no se publicará más, por lo que todos los artículos de esta sección quedarán sin actualizaciones a partir de hoy.

Frase de oro número 114

Hace unas semanas volvió un clásico de mi blog. Me refiero a las Frases de Oro. Y como no quiero dejar esta sección en el olvido nuevamente, hoy los dejo con más frases para divertirse un rato, en espera de un nuevo artículo que los hará pensar muchísimo (eso espero :P).


241. Hoy estuve trabajando en el trabajo de Artes Visuales.
242. Cállate callado.
243. Esa pelota no se puede patear con el pie.
244. Mi amorcito mío de mí.
245. Y me preguntan por cualquier pregunta.
246. Pueden ser parejas de 29. Un 29 más un 29 es igual a una pareja de veintinueves.
247. Las frases chicles (No es clichés).
248. Se retiran hasta la letra... 18.
249. Me anota su edad donde dice edad.
250. ¿Qué naturaleza? ¿Sube y después baja? ¿O baja y después sube? Y concluimos que no hay ninguna naturaleza.
251. - Profesor, luego de haber visto esto de las parábolas, ¿a qué conclusión llega usted?
        - Pues que todo lo que hemos visto, a la larga, no les va a servir de nada. (por lo menos es sincero)
252. No seai persiguao.
253. Permiso, permiso el lápiz.
254. Cuando yo aprendía a tocar guitarra, no sabía tocar la guitarra.
255. Vamos a comer choritos... este pan con choritos.
256. Cuando yo bajaba la bajada de Tomé.
257. Podríamos ver una pelúcula.
258. Me acerqué al guardia y le dije: "Chao tíatío".
259. Todos los rojos son verdes.
260. Y se está desarrollándose el juicio.
261. Fue tipín... ¿A qué hora? Amm... tipín en la noche.
262. Matuna Matata.
263. Como por ejemplo un profesor por ejemplo.
264. Si no ganamos, vamos a perder.
265. El libro comienza con el final.
266. La Juventus se queda sin sus dos torneos ganados el año 2004, 2005 y 2006.
267. Me río porque me da risa.
268. Me elaboran una entrevista bien elaborada.
269. Chile I'am Bakan
270. Imagina que vas en un autobús, a toda rapidez, en un bello día de verano. De repente la cantidad de movimientos de un molesto insecto cambia súbitamente al incrustarse en el parabrisas. La gran pregunta es: ¿Cuál sufre el mayor daño? ¿El autobús, ,los dos igual o el insecto?
271. Cada dos minutos nos tiene que estar mirando: a las 11:00, 11:02, 11:06, 11:08, etc.
272. El kit va en o en el conjunto.
273. Aquí está su guía. Póngale su nombre, y una las hojas con un chip.
274. A: ¿Cuánto dan de premio?
        B: Son sólo 6 concursantes.
        A: No, ¿cuánta plata dan?
        B: No, de la A a la D.
275. Nosotros estamos viendo la edad antígüeda.
276. Edipo Rey es el rey.
277. La película es como de pelea, pero no de pelea.
278. Esto es una estructura estructural.
279. Tienen que ser del siglo cuarto o cinco.
280. No poh, si el siglo cuatro es IX.
281. Si corre a 15.4 km/hr, avanza unos 150 km/hr.
282. Súpese que la Angelina estuvo de vuelta.
283. ¿Cuál es la característica o definición de "bocois"?
284. Profesor: ¿Dónde está ubicada la meninges?
        Alumna: En el ovario.
285. Dos acelerados son un desacelerado.
286. ¿Sabes como se llama el padre de Katherin Brito? Alan Brito.
287. Está mezclando una mezcolanza.
288. Es un aventurereo muy aventurado.
289. Depende a la forma que se dirige.
290. Y al salir, sale con mucha presión.
291. Como por ejemplo el Vaticano: ¡Que es un paisito chico!
292. La felicidad de Edipos Rey.
293. Parece que tengo problemas con la motorcidad fina.
294. Mira cómo los peces respiran por los poros.
295. Doy por sabido que estaban en primero, segundo y, por lo tanto, deduzco que ahora están en tercero.
296. Profesora: Un ejemplo de "like"
        Alumno: I am like watching TV.
297. Por mi parte, vivo todo con pasión, ya que tener las pocas cosas que me ha dado mi esfuerzo, sólo por pasión a éstas las pude tener, sino me apasiona, no me esfuerzo, y mi mayor esfuerzo es vivir. Eso es lo que me apasiona totalmente.
298. Se pueden trabajar algunas elementos.
299. Si la ciencia avanza, tenemos que estar con la ciencia.
300. Donde los chinos venden puras cosas chinas.

Recuerda que puedes entregar tus frases de oro que hayas dicho o que hayas escuchado a través de Facebook o de Google+. Tus aportes totalmente anónimos podrán ser incluidos en las siguientes ediciones de las frases de oro. ¡Saludos! 
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154. Discapacitado por un día

Este artículo está en el Podcast "Donde Panchito". ¡Escúchalo!

¿Qué harías tú si de la noche a la mañana te faltara una de tus extremidades? ¿Tu vida sería igual a la que tienes? Un interesante artículo que invita a pensar en nuestro prójimo y a movernos por ayudarlos
¿Quién es discapacitado? ¿El que usa esta silla,
o quien no acepta a quien va en esta silla?


Recuerdo que hace muchísimo tiempo atrás, para mis vacaciones de invierno del año 2004, tuve una situación muy difícil. Una noche me acosté lo más normal. Procedí a leer y escribir algo en mi diario de vida. Luego de eso, procedí a dormir, sin saber lo que me sucedería al otro día.

Despierto a la mañana siguiente. Quise levantarme pero no pude. Trataba de moverme pero no podía. Mis piernas no respondían. No las sentía. Era muy raro. Empecé a desesperarme. Trataba de sentarme en la cama pero tampoco podía. Definitivamente era como si no tuviera piernas. Casi en llanto grité, llamando a mi madre. Llegó y trató de moverme, pero no lograba nada. Por si fuera poco, como si no sentirlas fuera ya horrible, comencé a sentir un espantoso dolor en la espalda, que más me impedía moverme. Estuve toda la mañana postrado. Era como si me hubieran cortado las piernas. Claro, estaban allí, yo las veía, pero no reaccionaban cuando quería moverlas.

Muchas cosas se me cruzaron por la cabeza. Me temía lo peor: alguna enfermedad rara que me obligaría a andar de por vida en silla de ruedas. ¡Qué horror! No poder correr, ni andar en bicicleta... depender de otras personas para hacer mis quehaceres... A eso de las cuatro de la tarde, luego de la visita de un médico particular, se me dio la solución. Simplemente necesitaba Diclofenaco. Al rato de media hora, ya pude levantarme como si nada y el problema fue solucionado.

Tiempo después se descubrió que fue un ataque de alergia que te atrofia los músculos, impidiendo que los puedas mover (más información en este enlace). Fue una experiencia horrible, que me hizo pensar mucho en que gracias a Dios no me falta ninguna parte de mi cuerpo. Sin embargo, ese día sentí lo que es vivir sin mis piernas; ser un discapacitado.

Piensa por un momento, e imagínate cómo sería tu vida si no tuvieras tus piernas, o tus brazos, o peor aun, ni siquiera tuvieras extremidades. ¿Verdad que podrías fácilmente frustrarte y caer en una depresión? Seguramente tu vida sería mucho más difícil. Razona: ¿es fácil circular por las calles de Chile en silla de ruedas, o en muletas? ¿Cómo te verían las personas si te falta una mano, o una pierna? "Ohhh... bicho raro", ¿cierto?

Afiche de la primera teletón, el año 1978

La realidad es que hoy hay miles de personas que están en esas circunstancias, ya sea porque en un accidente perdieron sus extremidades, o simplemente nacieron así por una enfermedad congénita y hereditaria. Y lamentablemente poco se hace por aquellas personas.

Sin embargo, cada cierto tiempo los chilenos nos unimos por una causa noble, que es justamente ayudarlos a salir adelante frente a la adversidad. La teletón nos hizo ver que aquellas personas merecen ser tratadas justamente. Son personas, como tú y yo, que por circunstancias de la vida les falta alguna parte de su cuerpo. Pero medita: ¿Te gustaría que te trataran como alguien de segunda categoría simplemente por ser distinto al resto? Vale la pena pensar en eso.

Tenemos un desafío el próximo 2 y 3 de diciembre. ¿Ayudarás, o te quedarás de brazos cruzados mientras otros ni siquiera tienen brazos? Tu pequeño aporte ayudará a que miles de niños y adultos vean la vida con optimismo, sabiendo que tienen oportunidades como nosotros. Haz la prueba: intenta un día hacer tus cosas en silla de ruedas, o comer sin tus brazos, y verás que no es nada fácil.

Hace un tiempo atrás les comentaba el caso de dos jovencitas que no quisieron ceder el asiento a un discapacitado en la micro. Y es que lamentablemente muchas personas piensan que con donar un poco de plata en la teletón es suficiente. ¿Y qué sucede en el resto del año? En el artículo citado al principio de este párrafo, comenté lo siguiente:

Sin embargo, lamentablemente estas 27 horas de amor son, efectivamente, sólo 27 horas. Sacando cálculos, un año tiene... (24 por 365 es igual a) ...8760 horas, y sólo 27 horas son de amor. El resto, bueno, todo sigue igual. Y es que penosamente, hablando en el ámbito de los discapacitados, durante 27 horas se hace mucho, pero por las restantes 8733 horas poco y nada se hace.

Por favor, ayudar a los que son distintos a nosotros no significa dar un poco de dinero y ya. ¿Ayudas a alguien discapacitado (ciego, en muletas, o en silla de ruedas) a cruzar la calle? ¿Cedes el asiento a ese tipo de personas, o piensas que porque pagas pasaje tienes derecho a viajar sentado, no importando que vaya alguien sin una pierna en la micro?

Si todos pusiéramos un granito de arena todo el año, créeme que los discapacitados te lo agradecerán de corazón. Y, dicho sea de paso, serás más feliz al ayudar al prójimo, porque, como dijo Jesús, "hay más felicidad en dar que en recibir" (Hechos 20:35). Espero que este pequeño artículo nos ayude a pensar un poco en los demás y a apoyar la teletón, ya que queda tan poco para ello. Saludos!

No te quedes fuera. 2 y 3 de diciembre :)

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153. Experiencias de un simple cajero 1

Te lo aseguro: ser cajero no es fácil. Tiene sus ventajas, pero la presión del cliente, quien cree tener siempre la razón, es fuerte. ¿Qué me ha pasado en el año y tanto que llevo de cajero? Averígualo
La entrada de un supermercado

El año 2009 marcó un antes y un después dentro de mi vida. Hastiado de estar en la universidad por obligación, sin motivación y con muchas ganas de arrancar de mis compañeros, decidí enfrentar a mi padre y, movido por intereses espirituales, abandoné mi carrera y me dediqué a buscar trabajo. Primero fue de cartero, ¿se acuerdan? Luego trabajé vendiendo gas en mi ciudad, y actualmente trabajo como cajero part-time en un supermercado. El resto del tiempo lo dedico entre mis amigos, mis actividades espirituales (reuniones y predicación) y estar con la familia.

Me siento muy feliz, porque me he dado cuenta de que si uno se propone las cosas en la vida, con esfuerzo y dedicación las puedes lograr. Mi meta era muy simple: conseguir y mantener un empleo a pesar de no poseer estudios superiores. Y si bien es cierto muchas personas me han dicho que no es la gran cosa ser cajero, puedo asegurarles que no cualquier persona puede serlo. De hecho, cuando me contrataron, me exigieron tener una alta capacidad de trabajo bajo presión. No comprendí mucho eso, pero con el correr del tiempo me ha quedado super claro.

A lo largo de este año y tanto como cajero me han sucedido muchas experiencias graciosas. Y no solamente graciosas, sino curiosas e incluso peligrosas. En este pequeño artículo les contaré tres experiencias que me han sucedido, tres de las muchas que me ha tocado vivir. No se preocupen: más adelante tocaré más experiencias.

"Hola guapo"

Llevaba aproximadamente unos 5 meses trabajando en aquel supermercado. Faltaba poquito para obtener mi contrato indefinido. Estaba en la caja 7 cuando, de pronto, aparecieron dos chiquillas ligeras de ropa (era casi verano). Me miraron y yo, cordialmente como lo hago con todos los clientes, las saludé con un "buenas noches". Una de ellas me respondió: "Hola guapo". Yo no atiné a hacer nada. Me quedé pegado unos segundos, con la pistola láser en la mano, y seguramente con la cara completamente roja.

Comencé a pasar los pocos productos que llevaban. En eso la otra joven me dice: "Tienes lindos ojos... ¿son verdes?". Yo le respondí: "¿Qué no te dai cuenta que son verdes, o soi daltónica?" "Son verdes". Sus miradas me acosaban y me sofocaban porque para más remate las jóvenes no eran para nada feas.

Lo peor vino cuando titubeé al dar el total de la compra. "¿Te ponemos nervioso?" me preguntó una. Esa pregunta al principio la hallé un tanto curiosa, pero después me molestó un poco por tal confianza que se habían tomado. "Jóvenes, paguen luego que tengo fila en la caja", les dije amablemente. Pagaron rápidamente y se largaron en un dos por tres...

Lo único positivo que rescato es que, por lo menos, tienen buen gusto :D

"Te comiste mi queso y mi jamón"

Hasta hace algunos meses, de las 21 cajas que tiene el supermercado, la caja 11 es la caja rápida, es decir, sólo pueden pasar que lleven hasta un máximo de 10 unidades. Justamente estaba en esa caja cuando, de pronto, aparece una señora con su esposo, este último en silla de ruedas. Llevaban pocas cosas, todas para preparar una pizza. Entre esas cosas, llevaban un poco de jamón y un poco de queso. Pagaron y, mientras retiraban sus cosas que les había empacado la empaque, pasó una señora que solamente compró dos bebidas. Ella pagó y se fue.

Habrán pasado unos 10 minutos cuando vuelve la señora, algo preocupada. "¿Sabe joven? - me dijo la clienta - Al llegar a casa nos dimos cuenta que no venía el queso y el jamón. ¿No se habrá quedado acá?". Revisamos y buscamos y no lo hallábamos. "Si hubiéramos encontrado algo, lo habríamos dejado en Servicio al Cliente", respondió mi empaque. En eso estábamos, conversando tranquilamente, cuando desde la entrada del supermercado (a unos 30 metros de mi caja) comenzamos a escuchar improperios y groserías. Miré y era nada más ni nada menos que el esposo de la señora, extrañamente ahora en muletas ¡Milagro! Lo que hace el enojarse con el cajero, ¿eh? Así que si está enfermo, enójese con un cajero y se curará al instante. "Prepárate - le dije a mi empaque -, esto se viene fuerte".

"¿Qué te creí, ladrón tal por cual? Te comiste mi queso y mi jamón..." fue lo mínimo que me dijo. Después de subirme y bajarme y de mandarle saludos a toda mi familia, e incluso a mi gato, le dije: "Cualquier reclamo, hágalo en servicio al cliente". Él fue y, al no haber nadie, el "caballero" volvió, esta ves amenazándome con las muletas que le devolviera su queso y su jamón. El griterío fue tal que llegaron dos supervisores y una jefa de sala para calmar la situación. El caballero ganó y se llevó su queso y su jamón que fueron a buscar nuevamente a fiambrería. Se fue celebrando como un cabro chico. Su esposa me pidió disculpas por su esposo. Eso fue loable.

Quizás te preguntes: "¿Qué pasó con el queso y el jamón que se había extraviado?". A decir verdad me lo comí junto con mi empaque a medias y nadie se dio cuenta, según la jefa de sala, la señora que venía a continuación, la de las dos botellas de bebida, descaradamente se robó el queso y el jamón. ¿Qué tal? Pagan justos por pecadores, ¿no?

"Por eso eres un mísero cajero"

Un problema habitual es cuando te quedas sin sencillo en caja. En esta ocasión no me quedaban billetes de 5000 y 1000 pesos, pero sí tenía muchas monedas de 500 pesos que anteriormente un caballero me había dado como pago por su compra. En eso aparece una señora que, a buenas y primeras, parecía una tranquila y dulce señora, como cualquier otra. Sólo traía una galleta, cuyo valor es de $89. Pagó con un billete de 10000 pesos. "¿No tiene nada de sencillo, ni siquiera $100?" le pregunté a la señora. "¡No! - me gritó -  Necesito sencillo así que no me molestes y dame el vuelto rapidito" me respondió. 

Una gaveta

Cuando abrí la gaveta, pensé: "Si quiere sencillo, lo tendrá, porque no tengo billetes de 5000, ni de 1000". Le di los $9911 pesos en monedas de $500, $100 y $10. Cuando se las pasé en su mano, la señora explota en furia y me tira todo el vuelto hacia mi cuerpo. "¿Qué te creí cajero de porquería? No eres nadie y me dai esta porquería de vuelto: ¡Dame el vuelto como corresponde..." me gritó, incluyendo una que otra grosería. "Disculpe señora, su vuelto ya se lo entregué - le respondí tranquilamente -. Si usted decide tirarle SU vuelto de vuelta al cajero, es de su responsabilidad. Muchas gracias, hasta luego". La señora esperó unos instantes, pero yo seguí atendiendo al siguiente de la fila. 

Una ves que recogió todas las monedas, me dijo, yéndose: "Por eso eres un mísero cajero". Yo no le respondí, para no seguir con la discusión. El caballero que venía después de la fila me dijo: "Vieja loca no más", jejejeje.

Pues bien, luego de haber leído este pequeño extracto de lo que sucede en la vida de un cajero, cabe preguntarse, ¿es fácil ser cajero? Mi experiencia dice que no... por lo que nunca mires en menos a los cajeros. Son profesionales en su oficio, y por algo están allí, atendiendo público. Gracias por su atención. :)

A eso le llamo yo "Posar"... ni siquiera está prendida la caja para atender :P

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152. ¿Por qué? En memoria de mi primo...

De tiempo en tiempo la vida nos prepara sucesos que pueden darle un giro a nuestra existencia sin quererlo. Lamentablemente vivimos en un mundo en que las desgracias nos invaden. Nadie puede obtener la felicidad plena mientras vivamos en un sistema tan cruel como el actual. A pesar de que luchamos día a día para ser felices y poder estar contentos a lo largo de nuestra complicada existencia, hay momentos en que sencillamente uno prefiere dejar de patalear en el agua y francamente hundirse en las desgracias.

Mi familia por parte de mi segundo apellido, Vidal, siempre hemos sido muy unidos. Por lo general, cada cierto tiempo, nos reunimos en familia para comer juntos o ir al campo, específicamente Quilacoya, para pasarlo bien todos juntos. Tengo la dicha de tener a mi abuela materna viva, con quien he pasado buenos momentos. Tengo 3 tíos geniales, cuyos hijos (primos míos) siempre tiran la talla y lo pasan bien. Podríamos decir que tengo una familia sin igual. Entre todos mis primos, hay uno cuyo nombre es Diego. Hijo de mi tío Lalo, hermano de mi madre. Diego se caracterizaba por ser un buen primo. Mecánico por experiencia, siempre ayudaba en cualquier ámbito que tenga que ver con sacar ruedas, arreglar motores, y cosas por el estilo.

Diego era un chico bueno, sano y sin aparentes problemas. Disfrutaba de su familia y le encantaba jugar con sus primos chicos. Nadie podía pensar que, dentro de él, había una pena tan grande y una desesperación tal que le nubló el juicio y... prefirió irse de nosotros el pasado jueves 3 de noviembre.

¿Por qué? Es una pregunta algo difícil de responder. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué Dios lo permitió? ¿Por qué nadie pudo hacer nada? Su hermano menor, Daniel, me decía: "Si hubiera llegado antes a casa, lo hubiera evitado". ¿Quién tiene la culpa? En realidad, nadie. Nadie tiene la culpa de la decisión tan drástica que tomó Diego. Ni Dios tiene parte en esta desgracia. Dios no prueba a nadie con cosas malas (Santiago 1:13). Y Dios, en su amor, nunca causaría que su creación sufriera por culpa de Él (1 Juan 4:8).

Aun no entendemos las razones por las que mi primo atentó contra su vida. Y, en realidad, prefiero no pensar en ello. Yo, por mi parte, me quedaré con los lindos momentos que pasé con él, y con el resto de mi familia. Con sus tallas, sus bromas, su alegría y su buena pinta que él poseía. Diego era único, y nadie podrá ser como él.

Diego ya no está con nosotros. Ahora está descansando en la muerte. No está ni en el cielo ni en el infierno. Simplemente descansa, y él lo tenía muy claro (Eclesiastés 9:5, 10). El dolor aun está, pero Dios, amorosamente, nos da el consuelo en estos momentos. "Bendito sea [..] el Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación" (2 Corintios 1:3, 4). Muchos amigos y hermanos en la fe estuvieron conmigo, con mi familia, y en especial, con la familia directa de Diego: mi tío Lalo, mi tía Paty, y sus hijos Camilo y Daniel. Y, lo que es más, sólo Dios puede resucitar a mi querido primo el día en que él lo estime conveniente. "Todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán [mi] voz y saldrán" aseguró Jesús (Juan 5:28, 29). Y nosotros anhelamos el día en que él esté de nuevo haciéndonos reír y contándonos sus historias. Diego: todos te queremos y te esperamos con ansias.

No dudaré nunca de esto: volveré a verte muy pronto.

Primo: te quiero mucho...... Y nunca lo olvides: te llevamos en nuestros corazones....

En memoria de Diego Vidal, fallecido el pasado 3 de noviembre de 2011. Una enorme pérdida que tomará tiempo en asimilar. Una herida que será difícil de cerrar... Es inevitable quebrarme al terminar este pequeño artículo
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151. Cara de viejo

A mí me pasa de todo. ¿Qué me habrá ocurrido ahora? Un nuevo Inserte título aquí, que quizás te llame la atención

Me subí a una micro el otro día, a eso de las 2 de la tarde, y una niñita de unos 13 años me cede el asiento... 

¿Me habrá visto cara de viejo? ¬¬
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