207. Fin temporada 9 - Donde Panchito y...

Hoy 24 de diciembre de 2014 es un día histórico para Donde Panchito. Panchito ya no estará solo, sino que se une una nueva persona que contribuirá a que este pequeño blog crezca más y más. ¿De qué se trata? ¿Por qué Panchito tomó esta decisión? Entérate en este artículo Actualización 20.11.2020: artículo eliminado de este blog. Se dejará la publicación para no perder la numeración de los artículos.

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206. Viajando con Panchito 10: Chile Chico

Y continuamos con una de las secciones que más me gustan en mi blog: "Viajando con Panchito". En esta ocasión nos iremos muy al sure, en la Patagonia, para conocer un pueblo muy lindo. Hablamos de Chile Chico. ¡Vamos! Entra a leerlo ya :D
Bienvenidos a Chile Chico, Patagonia Chilena (2008)
Tengo la dicha, gracias a mis padres, de conocer casi todo Chile, y también parte de Argentina. Desde el año 1998 al 2009, recorrí con mi familia muchos hermosos lugares. Para mis vacaciones del año 2008 (que intenté comentarles en mi sección Vacaciones Coihaique 2008, pero que nunca resultó), viajamos a la Patagonia, y en este artículo quiero hablarles de un pueblo muy pintoresco que, si bien es cierto es difícil de acceder, vale la pena visitar. El pueblo se llama Chile Chico.

En medio de la hermosa patagonia
Chile Chico, a pesar de no ser una gran ciudad, es capital de provincia, por lo que encontrarás los mismos servicios que podrías encontrar en una capital provincial como Los Ángeles, pero a menor escala. Está ubicada al sur de la ciudad de Coihaique, en la Región de Aysén. Posee una población de unos 4000 habitantes. Su microclima permite que haya plantaciones de frutas y verduras como si fuera de la zona central. Esto se debe a que la localidad se encuentra a orillas del Lago General Carrera (el más grande de Chile), y el lago funciona como regulador de la temperatura en invierno.

Yo, personalmente, ha visitado la localidad dos veces, el 2008 y el 2009. Es muy tranquilo y relajante. Lejos del ajetreo de las grandes ciudades y del estrés del trabajo. A continuación, conozcamos algunas partes de Chile Chico.

La Plaza de Armas de Chile Chico (2008)
La plaza de armas de Chile Chico es linda. Para cuando fuimos pareciera ser que había sido remodelada hace poco. En ese entonces (2008, 2009) poseía unos árboles muy grandes, y si te fijas en las fotos, están inclinados por la fuerza del viento que a ratos corría muy fuerte. Es una plaza sencilla pero que cumple con su objetivo: ser la parte central del pueblo donde la gente se junta a conversar, aunque para cuando fuimos no había mucha gente que digamos.

El Muelle (junto con mi hermano mayor, Cristián, 2008)
Cerca de allí se encuentra el muelle, donde salen transbordadores hacia Puerto Ingeniero Ibáñez, que queda a dos horas de navegación hacia el norte. Con ese viaje se evitar dar la vuelta de 6 horas que conlleva irse por la carretera de tierra para ir a Coihaique. Los paisajes son hermosos: uno en esos lugares puede darse cuenta de la creatividad que Dios tiene para crear las cosas, y que en realidad es muy dificil... IMPOSIBLE que todo lo que existe haya aparecido de la nada.

El lago General Carrera (2008)
Hablando de paisajes, estamos bordeando el lago General Carrera, el mismo que les mencioné anteriormente. A una cuadra de la plaza podemos acceder a una pequeña costanera, donde se puede apreciar las montañas y el lago. Muy lindo todo, pero si realmente quieres tener una panorámica del lugar, debes acceder al mirador, que queda un poco antes de salir del pueblo rumbo a la carretera austral. Desde ahí la vista es sencillamente espectacular, como puedes ver en las fotos que acompañan este artículo.

Un poco de viento en el Mirador (2008)
Chile Chico cuenta con los servicios básicos: Hospital, Correo, Colegio, etc. Para poder llegar allí hay que tomar uno de los cuatro siguientes caminos:

El lago Buenos Aires (Argentina), al seguir el recorrido A (2009)
a) Viajar hasta Osorno, y de ahí entrar a Argentina por el paso Cardenal Samoré. Pasar por San Carlos de Bariloche, yendo al sur hasta Esquel. De ahí, virar hacia el sureste, pasando por Sarmiento, en plena Pampa Argentina, y llegar a la ciudad de Comodoro Rivadavia (a orillas del Atlántico). Seguir por la ruta 3 al sur, hasta Caleta Olivia, y de ahí, ir al sur hasta Los Antiguos. Cruzar la frontera nuevamente y se llega de inmediato a Chile Chico. En auto el viaje puede demorar 5 ó 6 días.

Arriba del transbordador que une Chile Chico con Pto. Ibáñez, según recorridos B, C y D (2009)
b) Viajar hasta Puerto Montt y tomar un ferry hasta Puerto Chacabuco (viaje de 1 día en altamar). De Puerto Chacabuco viajar por carretera pavimentada hasta Coihaique. Seguir por la ruta 7 al sur hasta Cerro Castillo, y virar a la izquierda al sur hasta Puerto Ingeniero Ibáñez. Tomar el transbordador que les mencioné más arriba, dos horas al sur por el Lago General Carrera, y se llega a Chile Chico.

c) Viajar hasta Puerto Montt, y de ahí conducir por la carretera austral (camino de ripio con algunos trazos pavimentados, además de unos pequeños trasbordos) por Hornopirén, Caleta Gonzalo, Chaitén, Puerto Cisnes, Villa Amengual, Villa Mañihuales, Puerto Aysén y Coihaique. Luego continuar con el recorrido mencionado en el apartado b.

d) Tomar un avión hasta Balmaceda. En la bifurcación a la salida del aeropuerto virar a la izquierda hasta Cerro Castillo. Luego continuar con el recorrido mencionado en el apartado b.

Pero, ¿sabes qué? Ándate como quieras, la idea es que llegues Todo el esfuerzo que hagas si te decides a ir valdrá la pena, porque son lugares prácticamente vírgenes, que el ser humano aun no ha destruído. Y no solamente conocerás Chile Chico, sino también los alrededores, lugares que comentaré cuando haga una nueva edición de Viajando con Panchito en la Patagonia. ¡Hasta entonces!

Nota: ¿Más detalles de mi viaje a Chile Chico? Consulta los artículos "151. Chile Chico: Patagonia Chilena" y "155. Rumbo a Cochrane", donde cuento en extenso sobre mis vacaciones.
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205. Top five de Donde Panchito

Con esa mirada vas a quedar luego de leer los artículos destacados

Desde hacía mucho tiempo que no publicaba un Top Five en mi blog, donde les mostraba los cinco artículos más leídos en el último mes. La idea es buena, pero por a b c motivos nunca la llevé a cabo como corresponde. De hecho, desde que creé esta sección, hace ya 3 años, sólo he escrito dos artículos: el 173 y el 207. Bueno: hoy, el 237 se tratará de los cinco artículos más leídos del mes de noviembre. Éstos son los siguientes:
  1. 236. Cuatro años que no fueron en vano (119 visitas)
  2. 235. La Señorita Xoomstation, parte 1 (89 visitas)
  3. 073. El efecto invernadero: Prueba del Calentamiento Global (49 visitas)
  4. 232. Experiencias de un simple cajero, parte 7 (35 visitas)
  5. 172. En búsqueda de una nueva Funstation, parte 2 (35 visitas)
Si éstos son los más leídos, es porque deben ser buenos. ¿Por qué no los lees y los comentas? Aprovecho de agradecer el apoyo que he recibido en este tiempo, ya que hemos pasado la barrera de las 162 mil visitas. ¡Gracias de verdad!

Sin embargo, hay otros artículos que son igual o más buenos que éstos cinco, pero que no mucha gente lo ha leído. ¿Cuáles son? Te dejo algunos:
  1. 230. Blanco, blanco, blanco (50 visitas): ¿Quieres saber en qué termina la historia de alguien que recibió como regalo unas cajas de OMO gracias al inspector incógnito? Léete esta historia.
  2. 199. Amor a distancia (800 visitas): ¿Es posible amar y mantener una relación romántica con alguien a muchos kilómetros de distancia? Pues mi opinión la encontrarás en este artículo.
  3. 150. El mítico penal de España 82 (20 visitas): El penal más recordado del futbol Chileno. Un pequeñísimo artículo donde hago referencia al penal perdido en el mundial de 1982.
Recuerda que este blog lo construimos todos, por lo que tus aportes mediante tus comentarios siempre serán bienvenidos. Saludos y estate atento ya que se vienen nuevos artículos. ¡Hasta entonces!
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204. Cuatro años que no fueron en vano

Y Panchito se nos va... Panchito ya se va... Ya se va, ya se va, Panchito ya se va. Sí, después de un buen tiempo trabajando, he pasado a formar parte del grupo de los cesantes. ¿Qué pude aprender en esta experiencia? ¿Y cómo me irá de aquí en adelante?
Aquí estuve por cuatro largos años
Corría el año 2010. El terremoto había ocasionado muchos daños (de eso les hablé en mi especial que escribí en ese entonces), y para ese año estaba buscando empleo. Había conseguido uno como cajero cerca de mi casa, pero con el terremoto el supermercado quedó inutilizable por meses. Necesitaba trabajo urgente, para poder sostenerme monetariamente.

En julio de ese año, un amigo mío, David, me dijo que en el supermercado Mayorista 10, que queda al lado del Club Hípico en mi ciudad, estaban recibiendo gente. Con Emilio, otro amigo, fuimos a dejar nuestros currículums, por si nos llamaban.

Y, efectivamente, me llamaron.

Fui aquella fría mañana del martes 27 de julio de 2010 a eso de las 10 de la mañana a una pequeña entrevista de trabajo, en una oficina amplia, con ventanales que daban a la calle. Me explicaron que tenían un puesto como reponedor, a lo cual le respondí que, lamentablemente, no podía aceptar, puesto que tenía (y lo tengo aun) un problema crónico en la espalda, y no puedo hacer mucha fuerza. Me estaba yendo cuando, la chica que me entrevistaba, me dijo: "Pero, espere, Acá hay un puesto de cajero, si le interesa". Me di vuelta y tomé asiento de nuevo.

Luego de explicarme todo, incluyendo mi sueldo (en ese entonces, de $861 la hora), acepté el trabajo como cajero part-time, de 20 horas (iría cuatro veces a la semana, por cinco horas cada día). Feliz, volví a casa. Por fin tenía un trabajo en mis manos, luego de meses de cesantía.

Los primeros meses
En plenas funciones
Al día siguiente, miércoles 28 de julio de 2010, a las 8 de la mañana, entré por primera vez por recepción al supermercado Mayorista 10. En la sala de arqueo me asignaron con Soledad, una cajera que ya llevaba varios años en ese lugar, cuando el supermercado era Unimarc. Llegó a ser mi madre en ese lugar, puesto que todo lo que aprendí se lo debo a ella. ¿Cómo no recordar la primera clienta que pasó por mi caja, la 13, que me gritó: "Sordo", porque no la había escuchado bien? Ese fue mi recibimiento como cajero.

Avanzaba el tiempo, seguí aprendiendo más y más y comenzaba a agarrarle el gustito al trabajo. De a poco comenzaba a conocer a mis compañeros, aunque no mucho porque trabajaba pocas horas. Mi contrato vencía el 31 de octubre, pero me lo renovaron hasta el 31 de diciembre. Llegué ese día 02 de enero de 2011, pensando en que me echarían, ya que se había vencido mi contrato y... ¡Wow! Me entregaron mi préstamo para abrir mi caja y comencé a trabajar: había pasado a cajero con contrato indefinido.

¿Querí boleta o factura? Mensajes personalizados XD

¿Habría alguna posibilidad de subir a full?
Conforme pasaron los meses, ya conocía a varios compañeros de trabajo, como Jessica, Vanessa, Valeska, Soledad, Yesenia O., entre otros; y empaques como Rachel: mi empaque estrella, con quien disfrutaba de su compañía mientras trabajábamos. Experiencias como cajero me pasaron muchas, como el caballero que me amenazó con las muletas porque pensaba que Rachel y yo nos habíamos comido su queso y su jamón, jajajajaja. Más de ellas puedes leerlas en la sección "Experiencias de un simple Cajero".

Comprar un paquete de galletas y pagar con un Andrés Bello... no tiene precio
A mediados del 2012, con la finalidad de ganar algo más de dinero y comenzar a comprar mis cosas por si me iba de casa algún día, decidí hablar con la jefa de cajas, la Sra. Rebeca, para poder ver si me subían a cajero a tiempo completo. Al preguntarle aquello, ella me dijo: "¿Y no quieres ser supervisor de cajas?". Yo, plop, luego de pensarlo unos días, acepté la oferta, y subí a supervisor de cajas, puesto que ocupé por dos meses, ya que, chato de todo, decidí volver a ser cajero.

Acumulando experiencia
Y de Carnicero ajjaaj (sólo fue para la foto)
Hasta de empaque: todo un polifuncional
Ya llevaba más de dos años trabajando en el supermercado. Para el año 2013 ya conocía muy bien el sistema de cajas, y ya tenía gente con quien conversaba y lo pasaba bien. Mi nana, Pamela, siempre me conversaba de sus cosas, y me molestaba porque me encontraba gordo. Mi yunta, Jennifer, no paraba de golpearme en los brazos, ni paraba de patearme, leseando entre nosotros. Hasta ya tenía una hija: Yesenia V., a quien le enseñé todo lo relacionado con las cajas.

En julio de aquel año 2013, por si no lo leíste XD, volví a ser supervisor de cajas. Comencé a aprender el lado administrativo de la sección: impresión de documentos, envío de dineros al banco, entre otras cosas. Me gustaba lo que hacía, y disfrutaba mi trabajo, aun cuando algunas veces me molestaba por cosas que veía, o quedaba chato cuando el supermercado estaba lleno.

Sentía que esto no duraría para siempre, puesto que mi intención nunca fue quedarme en ese supermercado trabajando toda la vida. Tenía que surgir, tenía que pensar en un trabajo algo mejor. Pensaba renunciar luego de mis vacaciones de verano. Pero,  ¿qué creen? La empresa se me adelantó.

Hasta siempre, Mayorista 10
Hablando con una de las cajeras: Ruth
Ayer, viernes 14 de noviembre de 2014, llegué a mi trabajo a eso de las 8 am, como cualquier otro día laboral. Comencé mis labores en tesorería. Teníamos fallas en el sistema, por lo que no pude hacer mucho. A eso de las 11:30, llegó Estrella, una cajera, a la oficina a buscar sencillo para todas las cajeras del lineal. A la 1, llegaron más cajeras, las del turno de la tarde, y dejé a una contando monedas. En eso estaba ella cuando, a eso de un cuarto para las dos, el administrador me llama a su oficina.

Luego de pasar y cerrar la puerta, él estaba tomándose la cabeza y me dijo: "Lo que te voy a decir no es nada agradable, pero me llegó tu carta de despido de la empresa. Créeme que no quiero hacerlo, pero son órdenes de Santiago". A decir verdad, no reaccioné. Me pasó el documento y sólo me reí tímidamente. Lo firmé y, luego de ordenar la oficina y de despedirme de mis compañeros de trabajo, me fui, a eso de las 2 de la tarde.

Con Paulina (izquierda) y Rebeca N. (derecha). Al fondo, Bryan.
Son sentimientos encontrados: por un lado no quería irme, porque igual me había encariñado con mis compañeros de trabajo. La Sra. Ana, por ejemplo, que siempre me pedía ir a colación tempranito, para trabajar en la hora peak. Siempre le gustó vender harto, y se notaba a fin de mes cuando sacaba los cálculos de las ventas. La Sra. Rebeca Navarrete (Rebeca y su combo XD), una señora de un gran corazón, muy agradable y simpática. Junto con ella iba a colación cuando podía. ¿Para qué hablar de Bryan, el carnicero? Un verdadero payaso, leseábamos mucho y comíamos manjar a destajo en los desayunos, jajajaja. Y el leseo junto con Daniel, el Z, y nuestras tallas fomes. O las historias fantásticas que comentaba con Julio, el de control pérdida. 

Son muchas las personas que tengo que mencionar: la Eli y la Carito siempre me han caído superduper. A la Eli le debo que me haya reemplazado después de mi primera incursión como supervisor. ¡Gracias! Y la Carito siempre hablando de su perrito y los paseos que le daba. Veo sus fotos en Instagram o en Facebook y es muy adorable *.* Sólo espero, Carito, que tu gran sueño (tú ya sabes cuál) se cumpla lueguito :D La Jani Jani, muy simpática ella, nunca aceptó subir a supervisora. Muy sencilla: una de las mejores personas que he conocido. Y mi hermanita chica, Ruth, con quien no pudimos compartir mucho, pero siempre leseábamos cuando llegaba a buscar su repo, y hablábamos de "sus" coreanos ^^ ¿Y cómo olvidar cuando agarraba pal leseo al Oscar y al Héctor, empaques, con lo del Colo y la U? Jajaja, qué manera de reírnos.

Pero no puedo dejar afuera, claro está, a mi yunta durante este último tiempo: Paulina. Sí, es verdad que algunas veces nos tratábamos mal, y que al principio nos tratábamos como las reverendas. Pero, como te dije ayer, conocí a una personal muy especial, en la cual se puede confiar. Por eso, aprovecho de darte las gracias por aprender a conocerme y a aceptarme como soy. Eso siempre se valora :D

Con Bryan y Jani Jani
Y puedo seguir nombrando.... a Paola Fuentalba (y la Cubanacán, la que siempre aguantó mis tallas), Estrella (y las dos veces que te salvé enjabonada XD), Carmen y Ariela (dos personas que admiro y respeto mucho), Paola Cortes (la contadora personal de monedas), Victoria (y su querido Ricardito), Yasna (no te vayas a caer de nuevo por fa jajaja), Cecilia (siempre defendiéndonos como podía), Gabriel y Bárbara (los tortolitos, que espero que estén siempre juntos. Se ven lindos así), Nicolesh (la Mini 2.0, y los ochenta y tantos años de noviazgo jajaja). Y no puedo dejar de mencionar a mis compañeros directos: Sra. Rebeca M. (quería verla, pero bueno... será), Sole, Evelyn, Valeria, Mirta y Ema. Ellos fueron los que más me soportaron. Muchas gracias a todos y todas con quienes tuve el placer de trabajar durante esos 4 años y tanto (si no los menciono, no se enojen, es que no puedo escribir a todos y cada uno, pero tengo lindos recuerdos de todos). Podría estar recordando a mucha gente más y muchas situaciones graciosas y simpáticas vividas en ese lugar....

Pero todo esto es cosa del pasado... porque ayer, Panchito, fue despedido :(

Solo queda decir que Panchito seguirá otro camino, un camino que (estoy muy seguro) será mejor para mí. Y para quienes quedaron en ese lugar: sigan adelante. Son buenas personas y merecen siempre lo mejor.

¡Hasta siempre!
Atentamente: Panchito :D
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203. La Señorita Xoomstation

Hoy les hablaré de otra de mis consolas regalonas: La Xoomstation, una consola que por fuera parece igual a las demás, pero por dentro esconde un gran secreto.
Yo, cuando me compré una consola de videojuegos pirata el 2011

Hace muchísimo tiempo, años diría yo, les comentaba acerca de mi búsqueda para adquirir una nueva consola de videojuegos pirata, luego de que la anterior se me rompiera. Lo puedes recordar visitando la sección En búsqueda de una nueva FunStation (de hecho, este artículo estará dentro de esta sección). La cosa es que en tres partes les conté de la compra de mi querida Super Mario Super 8bit Game Machine, que hoy por hoy no tengo en mi hogar, puesto que se la presté a mi hermano Andrés, quien ama estas consolas.

Jugando cuando éramos chicos con mis hermanos (De izquierda
a derecha: Andrés, Cristián y yo)

Sin embargo, no es la única consola que poseo. Aparte de la anteriormente mencionada, poseo dos más. Hoy, amigos queridos, me remitiré a la señorita Xoomstation, una consola espectacularmente ridícula, que por lo menos les llamará la atención. Si te gustan las consolas piratas chinas, éste es tu artículo; sino, no importa: quédate igual :)

Contexto en la cual me compré la susodicha consola

La Xoomstation (sí, estoy más gordo que en la foto de 2011)

A decir verdad, ni me acuerdo cuándo lo compré, pero debo suponer que tenía mucha plata y por eso me la compré, de otro modo no me explico el porqué de gastar dinero en esto. La cosa es que un día X llegué a casa con la consola y de inmediato la instalé para jugar en ella.

La caja llama inmediatamente la atención por las cualidades que posee la consola, que curiosamente son las mismas que las de la Super Mario 8bit:

Caja de la Xoomstation (amplíe para ver detalles)
  • Digital Stereo Sound (Sonido Estéreo Digital): Tus oídos escucharán un sonido envolvente, que te cautivará. Te volverás adicto a su música en estéreo.
  • High - Tech Controller (Controles de alta tecnología): Sus controles hechos con la última chupada de mate, harán que tus manos sientan el placer de apretar cada botón.
  • Dazzung [Dazzling] 3D Graphics (Deslumbrantes gráficos en 3D): Vas a quedar loco con los gráficos de esta consola. Sentirás el juego en primera persona, viviendo los paisajes y personajes como si estuvieras dentro del juego (nótese, dice "Dazzung" en la caja de la consola).
  • Spectacular Color (Colores espectaculares): Con los 400 millones de colores que la Xoomstation tiene para tí, no te perderás de ningún detalle gráfico.
Te digo de entrada: todo eso es mentira, como todas las benditas consolas piratas.

Bueno, pues... abramos la caja:

Contenido de la caja y los juegos

Contenido de la caja

Al abrir la caja nos encontramos con algo extremadamente parecido a la Super Mario 8bit. Tenemos la consola en sí, dos controles idénticos a los controles de la Play Station (cuyos cables son extremadamente cortos), un transformador y los cables para conectarlo al televisor (y que, para variar, también son cables cortos). Finalmente incluye una pistola.

Es increíble el parecido de estas consolas entre sí. Lo único que cambia es el nombre... y... los juegos. En la anterior consola analizada hablábamos de miles y miles y millones de juegos, cuando en realidad sólo traía unos cuantos. La Xoomstation es más realista, ya que contiene 76 juegos, entre los cuales puedo destacar el Super Mario Bros 3

Deléitense con este vídeo grabado cuando me la compré, grabado por mi hermano, y cuya protagonista es la consola... y mi gatito Oliver. Disfrútenlo :D

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202. Series de televisión 10: Los trotamúsicos

Este artículo está en el Podcast "Donde Panchito". ¡Escúchalo!

Después de algún tiempo sin escribirles, he vuelto a la carga con un nuevo artículo que, por cierto, inaugura una nueva sección en "Donde Panchito". Volver a ser niño sería ideal, pero sólo nos quedan los recuerdos, y de eso les hablaré un poquito mediante una serie de dibujos animados de mi niñez
"Locos por la música"
 
Hoy vamos a inaugurar una nueva sección en Donde Panchito. Y qué bueno que haré eso, porque ha pasado su buen tiempo sin escribir. Es que últimamente mi vida ha comenzado a dar un giro insospechado, giro que quizás les comente más adelante. Pues la cosa es que hoy he creado la sección Volviendo a ser un niño, una sección donde les contaré de mis andanzas cuando era un pequeño: series de televisión, programas, juegos, pasatiempos y locuras que hacía cuando era tan sólo un mocosillo.

Pues, luego de esta breve introducción, vayamos a lo que nos convoca:

"Un, dos, tres, cuatro, somos cuatro. Cuatro tipos, locos los cuatro.
Y a Bremen vamos con esta canción, con esta canción".

¿Les suena? Probablemente no, puesto que lo que yo veía cuando chico eran programas quizá no muy conocidos, pero de seguro a más de alguno puede que le suene, ¿no? Ya poh, digan que sí, sino este artículo no va a resultar. Es una serie de dibujos animados que me gustaban mucho cuando lo daban en ese entonces en el Canal Regional (Actual Biobío TV). Su nombre: "Los Trotamúsicos".

¿Qué diantres hacen unos animales tocando música?



En realidad, bajo ninguna perspectiva suena lógico y coherente que un cuarteto de animales toquen instrumentos musicales. Ni siquiera es de sentido común que se hablen y se pongan de acuerdo para realizar una actividad, puesto que, si no lo sabías, los animales carecen de inteligencia y habla. Sin embargo, en el mundo de los dibujos animados puede pasar de todo (o sea, ¿Una sirena hablando bajo el agua? ¿O un León que busca reconstruir su pasado luego de que su tío lo culpara de matar a su padre? por si no sabes de qué hablo, acabo de mencionar a La Sirenita y El Rey León... te hace falta ver más películas de dibujitos). Ya pero nos estamos yendo del hilo argumental. ¿De qué trata "Los Trotamúsicos"?

Resumiendo, son cuatro animales que tocan instrumentos musicales.

¡Vaya resumen! Ahora hablemos en serio.

Esta serie la encuentro genial. Está inspirada en un cuento de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, Los músicos de Bremen. Se tratana de un perro (Lupo), un gallo (Koki), un burro (Tonto) y un gato (Burlón), quienes se unen para formar un grupo musical, donde tocan la trompeta, la guitarra, la batería y el saxofón, respectivamente. La serie es del año 1989, originalmente de España.

Los Trotamúsicos
Sus canciones son muy pegadizas, y en general apelan a la alegría y las ganas de vivir. También se puede ver el compañerismo entre los cuatro para sortear los problemas que surgen en su camino, por culpa de un grupo de ladrones que merodean la ciudad de Bremen, Se pueden rescatar valores como la amistad, la unión, el compañerismo, el trabajo en equipo, el respeto por el medio ambiente, entre otras cosas. También se destaca el maltrato animal, ya que tanto el perro, el burro y el gallo, son maltratados por sus amos, teniendo que huir de ellos.

Como cabro chico, lo que más amaba eran sus canciones: me las sabía de memoria y las cantaba con mucho entusiasmo. A decir verdad, nunca vi el final, porque nunca lo dieron en la TV. Y luego de un tiempo lo dejaron de dar y yo... crecí. Pero gracias a Internet pude volver a escuchar esas canciones, aunque aun no puedo ver el final y lo mas probable es que no lo vea porque nadie lo ha subido.

¿Y tú? ¿Has visto esta serie alguna vez? ¿Te trae algún recuerdo? Vamos, comenta sin miedo, y conversemos sobre nuestra niñez :)

"La mejor vacuna contra la melancolía, es llenar la vida de canciones y de amor"

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201. Comprando en la feria

La feria (una foto reciclada de un artículo anterior)

Mi madre acostumbra los días martes a ir a la feria que se instala a unas cuadras de nuestra casa. Esta feria ocupa una calle en todo su largo, donde hay muchísimos puestos de frutas y verduras, aparte de pescados, artículos de aseo, legumbres, etc. Recuerdo que años atrás toqué el tema en uno de los "Viajando con Panchito" (lo puedes leer aquí). Cuando chico siempre iba con mi madre, pero con el correr de los años esa costumbre se fue perdiendo.

Curiosamente, el martes recién pasado mi madre me pidió si podía llevarla en el auto a la feria. Aprovechando, mi abuela también quiso que la llevara. Perfecto: las llevé a las dos y les cobré $5000 a cada una por la bencina y, mientras ellas compraban, yo las esperaba en el auto. Total: no es mucho lo que compran.

Mientras iba conduciendo, se me vino a la mente una situación que me ocurrió la última vez que las llevé a la feria en auto. Un pequeño problemilla que me sucedió con una especialista en estacionamiento y protección de vehículos de trasporte de carga y/o pasajeros cuidadora de autos. Déjenme contarles, seré breve.





Llegué al estacionamiento, la cuidadora se tiró a chora y yo me fui. Fin.


















Naaa, ahora les contaré.

Al llegar al estacionamiento (que es un pequeño aparcadero que queda al lado de la feria, es de tierra y casi nunca se usa, excepto cuando hay feria) mi madre y mi abuela se bajaron a comprar. Yo dejé el auto estacionado en paralelo a la calle, como estaban la mayoría de los autos estacionados. De repente, aparece de entre un humo espeso y tenebroso (le pongo color, pero imagínenselo), la famosa cuidadora de autos, algo molesta. Se acercó al auto y me balbuceó algunas palabras, que no logré entender porque estaba escuchando música fuerte.

El estacionamiento de tierra

La miré y bajé un poco la ventana y, luego de bajar el volumen de la radio, le pregunté: "¿Qué me dijo?". Me mira enojada y me dice: "Te estoy diciendo que tení que estacionarte de esta otra forma. Voh estai mal estacionado, y si te ven así me van a retar a mí po". "Pero - le dije -, hay varios autos más que están estacionados como yo, ¿cuál es el problema si no molesto a nadie?". Al preguntarle eso, se da media vuelta, gritando: "Estos no saben ni estacionarse y vienen con sus autos aquí", y se fue murmurando.

Molesto, encendí el motor de mi auto, y me estacioné como ella quería, aun cuando al hacerlo estorbaba el paso de peatones por el sector, sólo para que fuera feliz. Al llegar mi abuela con mi madre, nos fuimos, y le di su propina correspondiente, por estar ahí haciendo algo.

Todo eso recordé cuando iba a la feria el martes pasado. Pero luego concluí que quizás al pasar el tiempo la señora ya no estaba ahí. Y claro, cuando llegué a la calle que me llevaba a la feria, había una señora bajita (distinta a la que fue protagonista de la historia que les conté) indicándome que había un espacio para estacionarme en la calle. Le indiqué que no, porque iba a ir al estacionamiento de tierra que quedaba más cerca de la feria, para que mi abuela y mi madre no caminaran tanto.

Al llegar al estacionamiento miro bien y... ¡¡Qué!! ¡¡La misma señora, la que me dijo que no sabíamos conducir ni estacionarnos, estaba indicándome que debía estacionarme en un espacio que había allí!! No la pesqué, seguí de largo en busca de un lugar mejor, y al pasar por al lado de ella me grita hacia dentro del auto: "¡Ciego!". Yo frené en seco y la quedé mirando. Me dio mucha rabia, pero me contuve y seguí con mi búsqueda.

Se compraron las cosas en la feria y nos fuimos. Esta vez, consideré que no merecía propina, así que nos fuimos. Su cara de enojada me indicaba todo.

No voy a concluir nada. Sólo escribí esta jocosa historia para que vean que siempre me tienen que suceder cosas a mí. Quizá piensen que soy muy complicado, pero me da lata que yo no hago nada y la gente piensa que ando en contra de todos. Es curioso... creo que soy un incomprendido.

Hasta el siguiente artículo, amigos.
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200. Experiencias de un simple cajero 7

Una de las situaciones contadas en ediciones anteriores de Experiencias
de un simple cajero.
No puedo continuar con mi blog sin antes escribir una nueva edición de Experiencias de un simple cajero. Y sin bien es cierto ya no soy cajero, como ya deben de saber, la verdad es que no puedo cambiar el nombre de la sección, porque me da flojera. Así que aquí les dejo algunas nuevas experiencias que me han ocurrido mientras trabajo.

Una caja
Hace mucho tiempo atrás una señora ya de edad pasó por mi caja con algunos productos... son de estas señoras que tu las saludas y te meten conversa. Verdaderamente, en algunos caso me es una soberana lata conversar con ellas, porque te conversan cosas tan raras que ni las entiendo. Eso no quiere decir que no las pesco; al contrario, al conversar con los clientes mientras pasan su pedido hace que el tiempo pase más rápido. Pero este caso fue muy diferente.

La señora en cuestión fue extremadamente amable y cariñosa
Caja de supermercado
conmigo
. Su voz era tan dulce que me hacía sentir muy bien. Era como una abuelita que cuida con esmero a sus nietos y los mima en todo. Cuando terminé su pequeño pedido me miró y me dijo: "Jovencito, usted me atendió muy bien. Lo felicito: trabajó muy bien. Le podré una felicitación en su libro de sugerencias". Yo sólo atiné a agradecerle sus palabras.

Y aun cuando al revisar el libro de sugerencias nunca me escribió nada, el solo hecho de que te digan cosas como esas te hacen sentir bien: que tu trabajo bien hecho no pasa inadvertido, aunque sea para unos pocos, ya que para el resto de la gente (o la mayoría) tú sólo haces tu trabajo y ya: ES TU DEBER.

Fleje de Supermercado
Tomado de Link
Esta señora contrasta profundamente con otra señora, más joven, así que para diferenciarla de la señora, le diremos señor señorita. Esto es más reciente, como verdulero control caja, y no como cajero. Es muy común donde trabajo tener diferencias de precios en los flejes (el fleje es el letrerito chiquito donde dice el valor de un producto. ¡Ojo! No se llama cosito ni papelito ni letrerito del precio no no no, se llama Fleje). Compró un paté cuyo valor era aproximadamente de $250. Al pasar por la caja le marcó efectivamente ese precio. Ella, muy tranquila, digna de una mujer con principios y valores, subió y bajó a groserías de grueso calibre a la pobre cajera porque ella había visto el paté a $220. Entendamos, señoras y señores, que la diferencia que gatilló a esta venerable señorita a increpar con violencia a la cajera, era de miserables $30. "Claro - pensarán ustedes -, son $30 suyos, y tiene derecho a reclamarlos". Veamos qué pasó.

Era hora de que Panchito entrara en escena. Llegué y... ¿saben qué hice? Increpé e insulté a la cajera para que se sintiera más mal de lo que estaba Me puse entre la cajera y la clienta y, luego de saludarla, le pregunté que qué le pasaba. Luego de gritarme a mí el problema (incluyendo groserías... no iba a quedar ella en menos conmigo), le indiqué que fuéramos juntos a ver el precio a la sala.

Lo que ella no sabía era que diez minutos antes había tenido el mismo problema con el mismo paté, y yo ya sabía que el paté costaba $220 si llevaba 3, y si llevaba uno le salía a $250.

Fuimos a la sala de ventas y, al mostrarle claramente que si llevaba 3 le salía a $220 cada uno, ella quedó sin palabras, y en forma automática (y sin concursos ni sorteos) se ganó una cara malformada y desfigurada que le llegaba al piso. Lo lógico hubiera sido que se tragara sus insultos y me pidiera disculpas, a mí y a la cajera. Pero no olvidemos que vivimos en una sociedad sin respeto (aprovecho de tirar el dato de mi artículo que trata ese tema. Haz clic aquí para leerlo después). Lejos de arrepentirse por tan paupérrimo comportamiento, la señorita tira el paté lejos y, gritando alocadamente, deja toda su compra tirada en la caja y se va. Su léxico se fue a la porra.

¿Qué podemos aprender de esto? Siempre un trato amigable, una sonrisa de oreja a oreja y un vocabulario cortes hará que nuestras vidas sean más amistosas y más gratas. ¿Saben qué es la empatía? Es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro. ¿Que pasaría si a ti te insultaran por algo que ni siquiera hiciste? Pues si no te gusta que te traten mal, no trates mal a los demás. Ponte en su lugar. Si los tratas mal, ellos se sentirán mal.

Si estás en una fila de un supermercado, y ves que hay mucha gente, largas filas y pocas cajas, ¿qué ganarás con gritonearle a la cajera? Sólo conseguirás enojarte, hacer que ella se ponga mal y más se demore en atender. Si esperas con paciencia y te lo tomas con humor, créeme que nuestro trabajo sería más grato y tu estadía en la fila más amena.

Amigos: si todos fuéramos empáticos, trataríamos a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Si eso ocurriera, haríamos de este mundo un lugar algo más digno para vivir. Y esa es la idea, ¿no?

Pongamos de nuestra parte para vivir en un mundo mejor

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199. Fíjate por donde andas, pajarón

Clienta: ¿Pero cómo, si adentro dice que la leche vale $500?
Cajero: Sí, pero si lleva 45mil unidades. La unidad le sale $2300.

Hace ya más de cuatro años entré a trabajar como cajero en un supermercado. Al principio, como era part-time y el supermercado cerraba temprano, podía irme en las noches tomando una micro en la Av. Principal, y recorrer un trayecto que no superaba los 5 minutos. Mi lugar de trabajo queda relativamente cerca de donde vivo. Hasta ahí: todo bien. Sin embargo, hicieron unos pequeños cambios en el trabajo que me obligaron a tomar ciertas medidas.Aquí va la descripción personalizada de la entrada que queremos mostrar y que sólo se verá en la portada del blog. Puedes repetir un fragmento de la entrada o agregar una descripción completamente nueva; ésta sólo será visible cuando la entrada esté resumida, una vez que el lector ingrese a la entrada esta descripción no se visualizará.

El supermercado comenzó a cerrar a las 10 de la noche (antes era a las 9), por lo que generalmente salía entre las 10:30 y las 11 de la noche del trabajo. A esa hora es muy difícil encontrar locomoción para llegar a mi casa. Algunas veces mi padre podía ir a buscarme, pero otras no. Así que comencé a ir en bicicleta al trabajo. Hasta ahí: todo bien. Pero lamentablemente mi bicicleta se echó a perder, y mientras mandaba a arreglarla, tuve que volver del trabajo todos los días caminando (un trayecto de unos 10 minutos).

Ladrón: Deme su dinero.
Persona: Disculpe, soy político.
Ladrón: Entonces, deme MI dinero.
Tomado de Link

Para desgracia mía, a mediados del año pasado dos tipos me asaltaron mientras iba caminando a mi hogar, a eso de 20 para las 11 de la noche. Me encañonaron y me sustrajeron mi celular más 30 mil pesos. A pesar de que uno de los tipos le decía al otro "Dispárale no más al hu...", gracias a Dios no pasó a mayores y quedé tirado en el piso mientras el par de zopencos se fue con el botín. Nervioso llegué a casa y, decidido, comencé a juntar mis últimos pesitos para hacer la gran compra de mi vida: un autito.

Finalmente logré comprarme un Chevrolet Spark del año 2013 (nuevo) y con ese voy al trabajo ahora. Feliz feliz, porque es mi primera gran compra, una inversión que me tomará 3 años pagar (ya llevo más de un año). Pero quizás, estimado/a lector/a, te estés preguntando: "Pero, ¿qué diantres tiene que ver todo esto con el título de mi artículo?". Bueno, pues, desde que me compré un auto, pasé de ser peatón a conductor, y en realidad puedo darme cuenta de lo poco prudentes que somos tanto al ser peatones como al ser conductores. Déjenme contarles algunas cosillas que me han pasado durante mi experiencia como conductor.

Naaa, pero si no viene nada. ¿Quién me va a atropellar?
Tomado de Link

Es sabido que somos malos peatones. Pero malos malos maaaalos poh. Somos tan malos que llegamos a ser buenos pa'ser malos como peatones. ¿Cuántas veces hemos cruzado a mitad de cuadra, con luz roja, o corriendo sin mirar a ambos lados? Para qué hablar de cruzar una calle concurrida aun habiendo una pasarela para cruzar con seguridad. Somos tercos: no nos gustan que nos indiquen qué hacer; hacemos lo que queremos y, por pasar por alto algunas precauciones, pasan cosas como la que me pasó a mí un día, mientras esperaba en mi autito que me diera la luz verde del semáforo.

Apenas me dio la luz verde, inicié mi marcha, pero no duré ni un segundo. De improviso aparece un peatón corriendo e intenta cruzar la calle, él teniendo luz roja. Freno en seco y el se detiene. ¿Qué sería lo lógico que debería ocurrir aquí? Cualquier persona en su sano juicio quema mi auto me pide disculpas por cruzar imprudentemente y me deja pasar. Pero no... este es el mundo al revés. El peatón se enoja conmigo y comienza a gritar no sé qué cosas, porque como estaba lloviendo tenía las ventanas cerradas y escuchando música. Pero de seguro me estaba felicitando por meterme en su camino - entiéndase "felicitar" como una forma muy peculiar de subirme y bajarme a groserías -.

Lo cómico de esto es que se puso en medio de mi pista a seguir diciendo pavadas. De un momento a otro se le olvidó que iba atrasado (de otro modo no me explico que llegara corriendo al cruce). Era tanto su enojo que prefería mojarse y seguir moviendo la boca - insisto, no sé que decía -. Al ver que no podía pasar, los vehículos de atrás comenzaron a tocar sus bocinas. Yo comencé a impacientarme porque, igual na que ver que este tipo estuviera molestando mi recorrido. Así que comencé a tocarle la bocina y hacerle señas para que se dejara de joder.

Cuando por fin lo hizo, me dio la luz roja. "Joder", me dije a mí mismo. "Qué tipo más loco", concluí.

En otra ocasión iba saliendo de la calle donde vivo cuando veo un ciclista en medio de la calle. Le toqué la bocina y se hizo a un lado, pero al pasar por al lado de él me gritó: "Idiota". Estimado lector: ¿Qué diablos sucede aquí? 

Historias como éstas tengo varias, pero no quiero latearlos con artículos extensos. Aparte si escribo todo me quedaría sin material para próximas ediciones y mi blog moriría, lo cual no quiero que suceda. Pero así rápidamente puedo indicarles las veces en que los conductores no señalizan antes de doblar, adelantar o cambiarse de pista, o cuando van a exceso de velocidad, o cuando los microbuseros me echan el bus encima, y blablablablablabla... y más bla.

Y bla, bla bla.... Y muchos más bla, que si los escribiera todos, me moriría de viejo y aun así me quedarían unos cuantos bla por mencionar. Lamentablemente, ni conductores, ni peatones se dan cuenta por dónde andan. Caminan donde quieren, pasan con sus autos por donde quieren, los ciclistas andan por en medio de las calles... no me imagino el día en que no existan leyes del tránsito. Ahí si que queda la toletole. Aceptémoslo: todos somos unos verdaderos pajarones.

Con tantos pajarones sueltos (incluyéndome)... prefiero quedarme en casa descansando o creando un blog... cosas por el estilo. Y es que ser conductor tiene sus ventajas, pero también conlleva serias responsabilidades. 

Me siento feliz por poder escribir un nuevo artículo. ¿Te gustó lo que escribí? Compártelo con tus amigos en facebook. Aparte, recuerda que puedes seguirme en Twitter, Facebook y Google+. ¡Hasta la próxima! :D
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198. Blanco, blanco, blanco

Una caja de OMO


Uf... imagínense ya... muchísimo sin escribir ningún mísero artículo en mi blog. Tiempo en realidad poco me queda. Mi trabajo seglar y mis actividades de índole espiritual (como buen cristiano que soy) me dejan muy poco tiempo para mis hobbies. Sin embargo, no pretendo dejar este lugar en el más absoluto abandono. De hecho, hoy quiero contarles una pequeña historia que me contaron, y que sucedió hace aproximadamente veinte años, cuando tenía sólo 4 años. Es una historia muy curiosa, y espero que les guste.

Como les conté ya, hace unos veinte años una vecina nuestra (que actualmente ya no vive aquí en mi barrio) andaba comprando el pedido del mes en un supermercado que quedaba cerca del centro de Concepción, llamado Multimarket, y que hoy ya no existe. En eso andaba cuando, de pronto, y de manera sorpresiva, aparece el famoso "Inspector Incógnito", esos caballeros que esperan que alguien compre sus productos y, al sorprenderlos, les dan premios. La cosa es que ella andaba comprando detergente OMO (como el de la imagen), y el inspector la pilló.

Le indicó que ganó un premio, pero que antes de canjerarlo, debía responder una sencilla pregunta:"¿Cómo lava OMO?", y ella debía responder: "Blanco, blanco, blanco". Luego de eso, podía obtener el premio.

Mi vecina - quien tengo lindos recuerdos de ella - accedió y, luego de formularle la pregunta y responder con el ya mítico "Blanco, blanco, blanco" (todo esto grabado para una radio local), el inspector incógnico le indicó que debía pasar a la radio (ubicada en pleno centro, frente a la Plaza) a buscar total y absolutamente gratis, DOS CAJAS llenitas de OMO. Ella, muy contenta, quedó en ir a buscarlas.

Nos contaba que, cuando había llegado a casa contando lo sucedido en el supermercado, todos estaban muy contentos, puesto que tendría detergente para lavar ropa durante meses. Habían decidido que ella, junto a su hijo mayor, irían a buscarlas al centro, mientras la hija de al medio y el cabrito chico iban a esperarlos en el paradero de microbuses para ayudar a trasladar las cajas.

Un paradero

Bueno bueno... la historia sigue. Mi vecina nos contaba que fueron a buscar las lindas cajas de OMO, y cuando volvieron, no llegaron con ninguna de las dos cajas a la vista. Los hijos menores que estaban esperando en el paradero pensaron que había una equivocación, pero cuando ella les mostró el premio, fue... deprimente, por decir algo. Efectivamente eran dos cajas llenas de OMO: pero eran dos cajas DE DOSCIENTOS GRAMOS (200 gr) cada una. Total: 400 espectaculares y geniales gramos de OMO para ellos solitos.

Al final, no les duró tanto el OMO: tan sólo unas cuantas lavadas y san se acabó. Pero bueno, ¿qué mas podían pedir si era GRATIS? Al fin y al cabo, uno casi nunca gana premios y es más fácil encontrar una aguja en un pajar que ser sorprendido por el bendito inspector incógnito. Así que mi vecina debió de sentirse feliz por su premio, aunque fuera pequeño.

Esa es la curiosa historia del día de hoy: espero que les haya gustado y, por favor, compartan mi blog si les ha gustado. Y no se olviden: OMO lava blanco, blanco, blanco. ¡Hasta la próxima!
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197. Me he mudado


ACTUALIZACIÓN 30 DE AGOSTO DE 2014: No hay mudanza. Nos hemos quedado en blogger, para seguir con nuestras aventuras :D


Queridos amigos: les cuento que nos hemos mudado a una nueva casa. Desde noviembre de 2007 blogger ha sido el hogar de mis escritos y aventuras. Antes lo fue páginawebgratis.com y googlepages. Pero, como debes saber, mi idea original era crear un sitio web, no un blog. Es por eso que me gustaría que pudieras visitar mi nuevo sitio web, que también posee un blog.

Se sigue llamando Donde Panchito, y continuaré publicando mis escritos allí, por lo que este blog lentamente caerá en el olvido. ¡Gracias por visitarme y te espero en mi nuevo hogar!

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