187. El día después del fin del mundo

Y bueno... llegó el fin del mundo y no pasó absolutamente nada. Que meteoros, que zombies, que extraterrestres... puras invenciones del hombre para este 21 de diciembre de 2012. Lo cierto es que cualquier profecía que haga el hombre con respecto al fin del mundo hay que considerarlo de inmediato como una mentira. ¿Qué fue de mí durante este día y qué conclusiones saqué?
¿21 de diciembre fin del mundo? Permítame reírme: Jajajajajajajajajajaja
¡¡He sobrevivido al fin del mundo!! Ammm... ¿cómo? ¿Cuál fin del mundo? Ayer viernes 21 de diciembre de 2012 fue tan sólo un día más del calendario. Bueno, en realidad, no fue un día normal, puesto que mucha gente llegó a tenerle pánico a ese día, porque pensaban de verdad que el mundo se iba a acabar.

Un calendario Maya
Que los mayas, que los zombies, que los extraterrestres, que los meteoritos, que un terremoto gigante... ¡Cuántas cosas no se dijeron con respecto a cómo iba a ser la destrucción de este mundo! Y si bien es cierto, a medida que nos acercábamos a la fecha del fin, cambiaron la versión, diciendo que en realidad los mayas no pronosticaron el fin del mundo, sino el fin de una "era", lo cierto es que el pánico en algunos lugares se hizo notar. Como botón de muestra, la NASA informó que, en los días previos al 21 de diciembre, se registraron más de 300 llamadas diarias preguntando por el fin del mundo, cuando por lo general sólo reciben 90 llamadas al día en condiciones normales sobre otros asuntos.

A eso, debemos sumarle ciertos episodios que muchos consideraron raros, pero que son normales. Por ejemplo, que lloviera en diciembre, o que apareciera una aureola alrededor del sol. Todos estos datos aportaron su granito de arena a la psicosis colectiva (no todos, por supuesto), influenciado por programas ridículos y de una bajeza horrible, que hablaban estupideces con respecto al fin del mundo, metiendo más miedo a la gente que, ignorante, cree todo lo que sale de ese cuadrado llamado televisor.

Granizos caídos días atrás en Linares (véase nota aquí). No es anormal que llueva
o caiga granizo en estas fechas. ¿O no saben que en Concepción llueve hasta en enero?
Muchos atribuyeron esto a señales del cielo referentes a mensajes apocalípticos.
Pero en realidad eso es sólo un Halo (véase la nota acá; y definición de Halo acá)
Claro está, no todos creíamos en el fin del mundo... y en el fondo del corazón, pero muy en el fondo, todos sabíamos que ayer no iba a pasar nada fuera de lo normal. Aun así, los supermercados se llenaron de personas comprando (por lo menos donde vivo), especialmente harina para hacer pan, lo cual encuentro un tanto absurdo, puesto que si todos íbamos a morir en este "fin del mundo", ¿para qué iba a servir la harina? ¿Para que comieran los zombies?

Un día de oscuridad :P
Podría estar horas hablando de los argumentos ilógicos y sin sentido que dieron pie a la teoría del fin del mundo del 21 de diciembre (y eso que no he hablado de los 3 días de oscuridad, que aun no se dejan ver). Lo cierto es que, una ves más, los humanos se han equivocado en sus profecías banales y tontas. Y, con todo el respeto que se merece la gente, quienes creen esas cosas así sin más, se transforman en personas tontas que no investigan antes de creer algo.

¡Ah! Pero, ¡ojo! El hecho de que no haya ocurrido nada, no significa que estaremos viviendo en estas condiciones durante siglos y milenios. De que viene un fin de una "era", "mundo", "sistema de cosas", etc; viene. Pero no a la pinta de los humanos, sino según como lo estipule Dios, quien ha decretado un fin para este inicuo sistema (aunque la gente quiera creer en Dios o no, cosa de ellos; Dios existe, y punto).

La Biblia dice la Verdad
Resumidamente, la Biblia enseña que la tierra nunca será destruída (Salmo 104:5; Isaías 45:18), que en el día del fin van a haber sobrevivientes (1 Juan 2:17), que antes del fin iban a haber señales inequívocas que nos mostrarían que estaba a punto de acabarse este sistema, y que los sobrevivientes van a vivir bajo el arreglo del Reino de Dios (Daniel 2:44), un mundo donde todos nuestros problemas se habrán acabado (Salmo 37:10,11; Apocalipsis 21:3-5; Isaías 65:21-23). ¿Será tan así como Dios dice? Pues... digamos que si uno ha leído la Biblia se habrá dado cuenta de que todas las profecías que hay en ella se han cumplido a cabalidad (Isaías 55:11). ¿Podríamos dudar de las señales que da la Biblia y que se están viendo hoy, como guerras, hambres, enfermedades y maldad? (Mateo cap. 21; Lucas cap. 21) El hacernos ciegos frente a las pruebas no significa que no estén.

Es más, la Palabra de Dios argumenta que iban a haber personas que se burlarían de quienes creyeran en el pronto fin de este sistema a manos del Reino de Dios. Y eso está pasando: prueba contundente de que el fin está cerca, pero no a la manera de los hombres (2 Pedro 3:3, 4)

No tengamos miedo, entonces, del "fin del mundo" que Dios ha establecido. Es para mejor: sólo es cosa de hacer las cosas que él quiere, y dejar de una vez de creer en hombres que, influenciados por este mundo impío y mentiroso, intentan crear miedo en la gente para ganar unos puntos de sintonía en programas de televisión. Nos vemos pronto, aquí, Donde Panchito a menos que inventen otro fin del mundo XD


Y el 21 de diciembre... ya fue :P
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186. Despáilate poh Panchito

Los choferes (algunos) me tiene hastiado con sus malos tratos. Entérate qué me pasó hoy mientras iba a mis curaciones y en qué terminó la simpática historia.

Siéndoles sincero, tenía dos artículos listos para publicar en mi blog, a saber, la segunda parte de "Operación Panchito" y la segunda parte de "Recuerdos de mi Niñez". Sin embargo, justamente hoy en la mañana me sucedió una jocosa e interesante historia, que me hace pensar en la clase de locomoción colectiva que nos gastamos en este ciudad llamada Concepción. Sí. Creo que ya sabes de qué hablaré: nuevamente tocaré el tema de los choferes de micro.

Y es que debes saber que ya he tenido bastantes experiencias con sujetos que, al parecer, trabajan sólo por llevar plata a sus casas - cosa que es totalmente legítima - pero que, lamentablemente, no disfrutan mucho de su trabajo. Yo igual trabajo, pero intento en lo posible de que mi experiencia en el trabajo sea placentera y divertida. Y yo que pensaba que, terminando de ser estudiante, los problemas con los choferes se acabarían, pero veo que no fue asi. ¿Se acuerdan de estos casos que me han pasado?
  • 022. ¿Hasta cuándo, señores choferes? (11 de abril de 2008) Dos micros no se detienen en el paradero, debiendo caminar al siguiente. Al pagar pasaje escolar, el chofer me tira el vuelto y se hace el cucho con el boleto.
  • 127. Y nuevamente mis amigos los choferes (09 de noviembre de 2009) Casi me caigo de una micro, cuyo chofer iba apurado y me trató de desgraciado.
  • 177. Apretado como sardina (29 de septiembre de 2011) Treinta personas de pie, apretadas, intentando buscar aire fresco en una micro colapsada. La gente se molesta con el chofer y éste responde "amablemente".
  • 197. No te metas con Panchito (subtema: "Dele el boleto y déjelo pasar"; 27 de febrero de 2012) Un chofer me quiere cobrar de más y no me da el boleto. Un carabinero termina por arreglar la situación.
Pues, el caso es que hoy debí abordar una micro con destino a Concepción Centro, para hacerme un chequeo médico producto de mi operación.

Estaba en el paradero cuando, a lo lejos, diviso la micro que me servía: línea 42, Minibuses Hualpencillo, variante por Autopista (letra F). Extiendo la mano para hacerla parar pero, el chofer, a exceso de velocidad, pasa de largo. El chofer me miró cuando pasó por al lado mio, sin pensar en lo que iba a hacer yo. ¿Y qué hice? Ponerme a llorar como niño de 4 años Pues, caminar hacia el siguiente paradero, donde sí se detuvo porque había más gente.

Caminé los 100 metros que separan ambos paraderos y, al llegar, veo que la micro estaba detenida aun, esperando la luz verde del semáforo. Con mis 520 pesos en mano (para que me diera 100 de vuelto; el pasaje está a 420 pesos adulto) subí a la micro, que ya iba casi llena. Al ver al chofer, le pregunté: "¿Por qué no paró donde estaba yo?". Eso fue suficiente para que el caballero en cuestión explotara y se enojara conmigo. No recuerdo exactamente todas las palabras que me dijo, pero entre otras, mencionó que "iba atrasado". Luego añadió: "¿Viajai todos los días en esta micro? Entonces, si viajai todos los días despáilate poh, que voy atrasado y apurado y más encima te enojai y bla bla bla bla...".

Yo, aun con mis $520 en la mano, le decía, algo molesto: "Pero yo no tengo la culpa de que usted vaya atrasado. Yo debo llegar al centro y debió haberme parado, para eso pago pasaje". Increíblemente, el chofer no aceptó que pagara el pasaje. Seguía subiendo gente, y quería avanzar hacia atrás de la micro. "Insisto - le dije, aun con el brazo extendido -, acepte mi pasaje". Insistí 4 veces y no hubo caso. "Entonces, permiso, viajaré gratis ya que usted me lo permite. Y pondré un reclamo a la línea". El chofer me miró y respondió: "No me interesa lo que hagai poh", y siguió reclamando. Así, avancé hacia atrás de la micro e intenté disfrutar del viaje.

Tomé algunas fotos de la micro aludida:

La micro por dentro, es la número 024, según la "Información al pasajero" (la micro se vació en el Mall)

Micro 024, línea Mini Buses Hualpencillo, Placa Patente YU*1587

Cuando saqué esta foto de frente, el chofer me miraba con una cara...

A mí me da lata estas situaciones. No soy de esas personas que discuten por todo, pero encuentro que, si los choferes prestan un servicio, deberían darlo como corresponde. Mi caso no es aislado: ¿cuántas veces hemos oído de casos de choferes que insultan a los estudiantes, que viajan a exceso de velocidad, o que conducen con licencias falsas? Insisto: no son todos, de hecho, son los menos. Pero por la chita que te arruinan el día encontrarte con gente así.

En fin, hice mis trámites y me vine a casa. Espero que este pequeño artículo nos haga pensar en que, independiente del tipo de trabajo que tengamos, debemos intentar disfrutarlo y tratar bien a los demás, especialmente si damos un servicio como el de manejar una micro o, en mi caso, atender público en una caja. Nos vemos pronto, aquí, Donde Panchito.
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185. Operación Panchito, parte 1

¿Cómo salió mi operación? Entérate en este artículo
Hospitalizado, con buen humor :)

Ufff... por fin pude volver a las andanzas. Tenía algo botado mi blog. :D Lo cierto es que me siento feliz por lo que he logrado en estos 6 años en internet. ¿Has visto la cantidad de visitas que llevo? Al escribir este articulo sumamos ya 123.211 visitas, lo cual me tiene contentísimo. La cantidad de comentarios ya van en 803. Y todo esto se ha logrado gracias a ustedes, mis lectores que cada cierto tiempo se dejan caer por acá para leer mis historias. ¡A todos ustedes muchísimas gracias!

Llevo casi 3 semanas postrado en cama y sin poder moverme mucho. La razón es porque, como ya les había comentado, tenían que realizarme una operación de un quiste. Y pues que justamente ya me la hicieron el pasado martes 13 de noviembre. Pero, ponte cómodo siempre escribo eso, debo tenerlos chatos con esa expresión y entérate con lujo de detalles qué fue de mí durante estos tormentosos días pre y post operación.

¿Un qué?

A principios de año, específicamente durante el mes de febrero, comencé con algunos dolores en la parte final de mi columna, en el coxis. De hecho, sufría porque drenaba a diario. Sin embargo, se me pasó y nunca más me preocupé de ello... hasta en septiembre, cuando volvió ese dolor insoportable y con un drenaje mayor que en el verano. Preocupado, pedí hora con una doctora de medicina general. Era una señora de edad, y con experiencia, porque no se demoró ni 3 segundos en revisarme y me dijo: "Joven, lo que tiene usted es un quiste, así que lo derivaré a un cirujano". Yo me dije: "¿Un qué? ¿Qué es un quiste?". Eso fue a principios de octubre.

El cirujano me vio el mismo día, y claramente llegó a la misma conclusión: un quiste pilonidal. ¿Qué es eso? Pues bien, un quiste "es una bolsa cerrada con una membrana propia que se desarrolla anormalmente en una cavidad o estructura del cuerpo". De hecho, pueden ser peligrosos, a menudo debido a los efectos negativos que pueden tener sobre los tejidos cercanos. Pueden contener aire, flujos o material semisólido. Un quiste pilodinal (o sacro) está ubicado próximo al pliegue interglúteo, entre las nalgas, que frecuentemente contienen piel y restos. De ahí el intenso dolor al sentarme, por lo que no es nada gracioso tener este quiste. (tomado de los siguientes links de Wikipedia: 1 y 2).
Aquí podemos ver la ubicación del quiste y su extirpación, cortando toda
la zona aledaña, hasta el hueso (Coxis) 

Luego de hacerme una ecotomografía, donde se confirmó un quiste sacro de 3,5 cm, el cirujano me explicó que la única solución era la operación, puesto que si se seguía extendiendo iba a ser más complicado extirparlo. Además, el drenaje que tenía el quiste era indicio de que estaba infectado, por lo que era más peligroso tenerlo allí. Por lo que, luego de algunas deliberaciones con el cirujano, donde llegamos a los combos a las afueras de la consulta e incluso me amenazó con tirarme a los choros de su pobla, decidimos que la operación sería el martes 13 de noviembre a las 9 de la noche en la Clínica Sanatorio Alemán de Concepción, ubicado en Pedro de Valdivia.

Entrando a Picar

¿Alguien quiere una incisión?

La clínica
Y llegó el día. Siendo sincero, no estaba tan nervioso cuando ingresé a la clínica a las 3 de la tarde de ese día martes. Me dieron la habitación 313 del tercer piso (habitación doble, que es más barata). Luego de estar algunas horas allí viendo televisión, llega la enfermera y me dice: "Francisco, llegó la hora: debes prepararte para tu operación". Fue allí recién donde comenzaron mis nervios, pero... ¿qué más daba? Ya estaba allí: no podía dar pie atrás. Así que, luego de prepararme y ducharme, me pusieron una bata azul y me colocaron en una camilla. Me sacaron de la habitación y avanzamos por un pasillo hasta una puerta. Allí, me despedí de mis familiares (se me imaginaba como una escena de película o de estas series de emergencias, al estilo "Rescate 911" o similares). Eran las 8.30 de la noche y llegué al pasillo, frente al quirófano.

Mi estado anímico antes de la
operación XD
Respiré hondo... muy hondo... pero muuuuuuy hondo, porque estaba... en realidad, más que nervioso, estaba ansioso, porque era mi primera operación, y quería que todo saliera bien, y que terminara pronto para poder recuperarme luego. Estaba consciente de que todo este proceso estaba recién comenzando y que me faltaba una larga recuperación, pero igual tenía esa sensación de que podía apurar las cosas... al menos esa era mi impresión antes de la operación.

Estaba pensando en muchas cosas cuando, de la nada, aparece el anestesista, quien me comienza a explicar algunos detalles de las anestesias y el procedimiento pre-operación. Me hizo algunas preguntas, como si usaba alguna placa dental. Yo le sonreí y me dijo: "Ah, me doy cuenta que no". Llenó mi ficha y me hicieron pasar al quirófano...

¡Woooohhh! Una gran camilla blanca... una tremenda lámpara circular blanca... dos asistentes de blanco (mujeres), y allí estaba el cirujano poniéndose los guantes. "Hola campeón - me dijo -, ¿estás listo?". Y le respondí: "Nooo fíjate, no estoy listo, así que permiso, me voy a parar y me largo de aquí Sí doctor, estoy listo, comencemos no más para terminar lueguito". Las chicas asistentes se rieron como si lo que hubiera dicho haya sido un chiste. Ahí les paré el carro y les dije: "A ustedes no les pagan por reírse así que trabajen calladitas no más" XD. Me colocan una aguja en mi mano izquierda (véase imagen adjunta) donde me introdujeron suero y algunos medicamentos. Al mismo tiempo, el anestesista me pinchó el celular, con dos jeringas, en la zona terminal de la columna una anestesia. Automáticamente dejé de sentir mi cuerpo desde la cintura hacia abajo. De ahí me acomodaron boca abajo y comenzaron a entrar a picar para sacar en bendito quiste.

"Por favor, póngase la mascarilla"
Escuchaba cómo el cirujano cortaba mi piel con la navaja, pero no sentía nada por efecto de la anestesia. Intentaba mirar para atrás, pero una de las chicas me metía conversa para distraerme. En eso, el anestesista llega con una mascarilla unida a un tanque de oxígeno (bueno, no era oxígeno en realidad...), y me dijo: "Necesito que respires 3 veces y bueno... nos veremos a la vuelta jovencito". Respiré dos veces y de ahí no recuerdo absolutamente nada hasta que desperté en la sala de post-operados, 10 para las 12 de la noche.

"Estoy vivo" pensé, riéndome. "Wow, ya terminó... eso era todo". Una enfermera se acercó al verme despertar y le dije: "Por fin: el quiste era... el quiste dejó de existir. ¡Wow!". Se rió y me dijo: "Ya, pero tranquilito, no se mueva mucho. Por lo pronto lo llevaremos de vuelta a la habitación". Y yo, me quedé dormido.

La operación fue un éxito: el quiste fue extirpado y ahora venía el proceso de recuperación. ¿Cómo me fue? No te lo pierdas en la segunda parte de "Operación Panchito". ¡Gracias por leer y nos vemos pronto!

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